VUELTA DE TUERCA
El cow-boy
El piloto quitó el amarre a su cabalgadura volante, comprobó que su vientre estaba lleno de combustible y se montó en la silla con un movimiento ágil. Se ajustó el casco en la barbilla y chequeó el estado de su armamento. «All okey» fueron sus palabras antes de despegar en su «Murder horse» (así había bautizado a su flamente caza A-10). El piloto cow-boy no estaba dispuesto a regresar de vacío. No tardó en divisar a unos tanques sospechosos al norte de Basora. Cogió fuerte las bridas y se lanzó en picado destruyendo uno de los carros; luego, otra pasada, aún más cerca. No volvió de vacío: había acribillado a un soldado británico, como los tanques. El piloto aterrizó e hizo una nueva muesca en el morro del A-10.