Días cruciales Paradojas

Días cruciales, dicen. Bagdad puede ser Stalingrado. La oposición será desesperada toda vez que el sátrapa y sus más próximos aliados se juegan el ser o no ser... en una batalla que tienen perdida de antemano. Los mercados financieros, que tienen el alma metálica, parecen contentos con esta ¿penúltima? fase de la contienda. Se ignora sin embargo cuantos daños colaterales faltan y si los que ya se han causado permitirán restañar las heridas políticas -hay muchas abiertas- de manera rápida. Hay una gran paradoja, cargada de inmoralidad, en lo que está ocurriendo: el Primer Mundo ha llevado la tragedia a Irak -aunque no pueda excluirse de responsabilidad a Sadam-, y ahora se prepara para restañar «humanitariamente» los resultados tan dramáticos de sus iniciativas. Al margen de la pertinacia norteamericana, no se puede mirar a otro lado; todos tenemos alguna culpa en la construcción de un mundo en que primero se comete la agresión y después se cura con gran celo a los heridos.