La «yihad» del PP

FRENTE a todos los demás partidos, frente a los estudiantes, frente a los actores, frente a las organizaciones no gubernamentales, frente a los sindicatos, frente a la Comunidad Europea y frente a la ONU, el líder del Partido Popular ha llamado a sus militantes y a sus simpatizantes a una particular guerra santa en la que no importa sacrificar los resultados electorales, porque lo que está en juego es el honor de España, algo que, tal vez por ceguera, todos los demás no advierten. Aunque no puede compararse a los populares con los talibanes, hay ciertos puntos de contacto formales entre el radicalismo islámico y la firmeza del PP en sus irreductibles posiciones de apoyo a Bush en su geoestatrégica guerra contra un tirano que hasta hace poco había articulado un régimen laico y que ha terminado llamando a sus seguidores al martirio. Pero también la inmolación de los políticos del PP ante la opinión puede tener un efecto de rebote, sin que sus seguidores tengan que contentarse simplemente con los goces de la satisfacción del deber cumplido en las responsabilidades de Estado. La solución militar, sin más inspecciones ni más destrucciones de misiles, se ha revelado muy sangrienta y demasiado larga para que se la pueda considerar como la única opción o, simplemente, como la mejor. Ya no puede especularse sobre lo que ocurriría si no se hubiesen puesto en marcha las acciones de guerra de americanos e ingleses, pero parece evidente que, después de esta operación, ambos bandos serán más fundamentalistas.