Tensiones en la futura Europa

LA Europa Unida de los Quince daba el jueves la bienvenida oficial en Atenas a los diez nuevos socios que habrán de constituir, desde el año que viene, la Europa Unida de los Veinticinco. Y se llega a ese trascendente momento en unas circunstancias de evidente crisis y de relaciones complicadas y hasta conflictivas entre varios de los dirigentes de la Europa que va a crecer. La invasión de Irak por fuerzas de Estados Unidos con la colaboración de tropas de Gran Bretaña y con la complicidad política y el aliento de España ha significado una peligrosa escisión en la Europa de los Quince e incluso en la Europa de los Veinticinco. En efecto, la mayor parte de los futuros socios, de antemano, tomaron postura a favor de la actitud beligerante de Estados Unidos, como país patrocinador de las libertades frente a las que se vieron situadas las antiguas naciones del Este de Europa en sus tiempos de bloque comunista. Recuérdese que el propio José María Aznar se valió de esa inclinación proamericana de los futuros socios de la Unión Europea para encabezar una carta de apoyo a una intervención en Irak que, como luego se produjo, dejaría al margen a los restantes países de la Unión, en particular a Francia y Alemania, y a las mismísimas Naciones Unidas, claramente reacias y resistentes a una intervención militar si no se agotaban con anterioridad las tareas de investigación de sus inspectores de armas. Una vez comprobada esa actitud proamericana del antiguo Este reconvertido a la UE, cabe recordar que Chirac tuvo un gesto hostil hacia los aspirantes a la ampliación. Vino a transmitirles el recado de que «no empezaban bien», o que no tenían la más adecuada y conveniente información acerca de quién manda y decide en la Unión, que no son Bush, Blair y Aznar. Ahora se quieren superar todas aquellas tensiones acumuladas y conjuntadas en el caso Irak: el papel de la ONU, que se quiere recomponer y revalidar, la relación de la Europa -nueva y vieja- con Estados Unidos, la imagen de una Europa con una sola voz, pero sin perder la relación preferente con los Estados Unidos... ¿Será posible avanzar en esos propósitos? De momento, hay un acuerdo de principio de los cuatro dirigentes de los países europeos que ahora mismo se sientan en el Consejo de seguridad, José María Aznar, Jacquez Chirac, Tony Blair y Gerhard Schroeder. Sobre el papel, proponen «un papel preponderante», o clave, de la ONU para la fase de reconstrucción de Irak, una vez que la seguridad en Irak haya quedado garantizada por las tropas invasoras de Estados Unidos. Tal vez a partir de ahí empiecen a avanzar las relaciones de la Unión Europea en una doble dirección: para su mejoría interior y para determinar con precisión, y sin vasallaje, la relación con el imperio americano.