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Publicado por
León

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UESTROS corresponsales y enviados especiales a la cumbre comunitaria de Atenas tuvieron ocasión de explicarnos la doble trascendencia del encuentro: primero, por tratarse de la ceremonia formal y solemne en la que se firmaba el Tratado de Adhesión de diez nuevos países miembros. Y segundo, porque nada menos que cuarenta países europeos, cuarenta, tenían ocasión de debatir y avanzar en un principio de acuerdo acerca de cuál habrá de ser el papel que tendrán las Naciones Unidas en la reconstrucción de Irak. O lo que es lo mismo, cuál habrá de ser, en el futuro, la razón de ser y la tarea a desarrollar por una organización como la ONU, a la que la guerra de Irak ha dejado desarbolada, desmantelada, desacreditada y desautorizada, toda vez que sus resoluciones han sido utilizadas arbitrariamente para llevar a cabo la invasión de un país por el Imperio americano, con el beneplácito de los primeros ministros de Gran Bretaña y España. La ONU, y según todos los análisis, resultaba una de las grandísimas víctimas de esta guerra inconcebible, que además de causar la muerte a dos mil civiles y seis mil soldados iraquíes, según el cálculo que hace Time en su último ejemplar, ha producido el pillaje, latrocinio consentido, saqueo y desaparición del más valioso volumen de obras históricas de las primeras civilizaciones del mundo, de hace cuatro, seis u ocho mil años. Pues bien, esa cumbre comunitaria de Atenas ha tenido una escasísima participación española, casi nula. De hecho, nos han relatado los corresponsales que en la relación de esos cuarenta países europeos representados para escuchar a Kofi Annan ni siquiera se mencionaba a España. Tampoco esperó Aznar a la cena del primer día. Incluso explicó a los enviados especiales que él mismo había solicitado al presidente griego que, para poder anticipar los días de vacaciones, se eliminaran las intervenciones de los jefes de Gobierno, a lo que la presidencia griega, obviamente, no hizo el menor caso. O sea, que una vez aceptado por Aznar y Palacio el papel por cuya virtud los cuatro países europeos actualmente presentes en el Consejo de Seguridad se comprometían a llegar a alguna clase de acuerdo sobre futuras resoluciones acerca de Irak, los representantes españoles se dieron a la fuga, y en la foto de familia final ni siquiera aparece la ministra Palacio, tal vez perdida entre las columnas de la Acrópolis. En cuanto a Aznar, parecía más interesado en relatarnos que había mantenido una conversación de 45 minutos con Bush, en la que había informado a su amigo de lo acordado en Atenas. Pero ya le informaba desde su lugar de descanso semanasantero.