Diario de León
Publicado por
Carlos Carnicero
León

Creado:

Actualizado:

LOS chinos tienen un sentido sosegado y discreto de la historia y hacen planes para el siglo XXII sabiendo que su demografía, trufada de revolución tecnológica, será una fuerza imparable. No tienen prisa, pero sí voluntad. Los occidentales estamos demasiado influidos por la fecha de caducidad de los yogures y se nos antoja que el futuro está fuera de nuestro control. No somos conscientes de la fuerza del tiempo y del goteo de las páginas de la historia. Ahora, Europa es una comunidad de cuatrocientos cincuenta y tres millones de habitantes. Prácticamente el doble que los Estados Unidos de Norteamérica. El potencial de Europa es impresionante porque se apoya en una sólidas raíces históricas, en una renta per capita que puede ser consistente y homogénea y en una pluralidad que, siendo al mismo tiempo el germen de su gran déficit de división, es garantía de tolerancia, concierto y riqueza cultural. Pero lo fundamental es que los europeos seamos capaces de descubrir que la cesión de soberanía para compartirla, es una forma imparable de poder. Si Europa, con paciencia oriental, es capaz de tejer formas de concierto político en sus formulaciones exteriores y de defensa, la hegemonía del imperio estará conminada a desaparecer. Quizá Europa no sea consciente de su potencialidad. Quizá el siglo XX ha marcado nuestro carácter dependiente de Estados Unidos. Quizá los políticos europeos que dinamitan el proyecto político de Europa tengan alma de lacayos y miedo a la grandeza que demanda ser soberanos. Pero la fuerza de Europa puede estar en su sociedad civil, si los viejos valores que detesta la administración de George W. Bush, siguen desfilando por las calles de Londres, Madrid, París y Berlín y contagian ese entusiasmo a los vecinos de Polonia y Praga, cuando sean capaces de sentir que el pasado de dominación nazi y comunista no puede generar cobardía a tener un destino propio, el futuro de 453 millones de europeos puede ser magnífico.

tracking