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Publicado por
Federico Abascal
León

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El presidente Aznar sabe lo que se juega personalmente en las urnas el 25 de mayo, y ayer intentó y, al parecer, logró galvanizar a sus huestes, apesadumbradas por los efectos nada halagüeños de la guerra contra Irak en sus expectativas electorales. Ante la junta directiva nacional del PP, Aznar engrasó con un discurso inflamado y virulento la maquinaria electoral de su partido, pero más que un lubrificante oleaginoso pareció embadurnar las piezas con trilita líquida, a la luz de su agresividad dialéctica. Ante la posibilidad de que la situación pasada, presente y futura de Irak siga influyendo en estas vísperas electorales, Aznar recurrió a la descalificación de sus adversarios políticos, «la coalición Llamazares-Zapatero», quienes frente al interés nacional habrían recurrido al «ruido, el estruendo y la demagogia». A esa coalición, sin embargo, le han fallado dos cosas, insistió Aznar, el radicalismo extremo, tras el que no había nada, y el PP, al que no ha conseguido ni dividirlo ni intimidarlo. Dividido, en efecto, no está el PP, cuya unanimidad en torno a Aznar es ostensible, excepto en las confidenciales de algunos cuadros intermedios. Intimidado, sin embargo, sí. Por lo cual esa intimidación debe volatilizarse, y a ello contribuirán los últimos sondeos internos del PP anunciando que el partido se recupera de su desplome preelectoral. No se trataría ya de defender únicamente el alineamiento de Aznar con las tesis belicistas de Bush sino de presentar ofertas políticas concretas frente a una oposición que se habría quedado «en pelotas», en expresión del presidente del Gobierno, quien anunció el paquete de reformas económicas y fiscales que aprobará el consejo de ministros el viernes próximo. Reformas que beneficiarán desde el empleo femenino a los trabajadores autónomos, desde la creación de pequeñas y medianas empresas al fomento del alquiler de viviendas, es decir, política de hechos frente a las pancartas de la oposición. Las bonificaciones fiscales a las empresas que contraten a mujeres con hijos alcanzarán al total de la cuotas de la Seguridad Social, mientras los tipos impositivos de las sociedades que inviertan en viviendas para alquiler se verán notablemente reducidos. Falta saber ahora lo que hay detrás de las pancartas, pues algo habrá o algo parece haber si se escuchan estos días desde la calle en silencio las propuestas municipales de la oposición, sobre todo con vistas a la batalla de Madrid, donde Ruiz-Gallardón, el candidato a la alcaldía designado por Aznar no sólo se juega su destino inmediato sino el del mismo Aznar, enredado en su proceso sucesorio, al que afectarán notablemente los resultados del 25-M.