Notas en la escuela
El Ministerio de Educación ha enviado a las comunidades autónomas un proyecto que reimplanta las calificaciones de 0 a 10 en la Enseñanza Secundaria -como estaban ya en Bachillerato y FP- y que, en Primaria, vuelve a las tradicionales de Suspenso, Aprobado, Bien, Notable y Sobresaliente. Además, quiere recuperar la Matrícula de Honor, para premiar a los mejores. Como debe ser. Si todo eso se pone en marcha, se acabará el «Progresa Adecuadamente» y el «Necesita Mejorar», vigentes hasta ahora. La oposición, como es su papel, ya se opone. Desde un sindicato estudiantil, Canae, se ha dicho que se trata de implantar la filosofía de «la letra con sangre entra» y desde Comisiones Obreras se afirma que «huele a naftalina». Críticas filosóficas profundas. Estoy convencido de que un 90% de los padres prefiere una calificación del 0 al 10 que la vigente. ¿O es que quien «progresa adecuadamente» no «necesita mejorar»? Y ¿qué significa «necesita mejorar»? ¿Cuánto tiene que mejorar? Nos perdemos en discutir el sexo de la escuela, en lugar de profundizar en las razones del fracaso escolar. La reforma de los 70 cambió la educación española, con aciertos y errores, pero generalizó la escolarización y el acceso a la educación. El Partido Socialista, en su etapa de Gobierno, la universalizó, un acierto, y la empobreció, un error. El Partido Popular ha perdido seis años hasta que ha propuesto una reforma y la ha aprobado casi contra todos, porque le ha faltado voluntad de pacto. Pero volvemos a hablar de esfuerzo, de trabajo, de aprobar para pasar curso.Hay que dejarse de gaitas: nada se aprende sin esfuerzo y para saber, hay que estudiar. Hay que ayudar en serio a los que tienen dificultades, pero no se puede igualar por abajo, porque sólo conseguimos que aumente el fracaso escolar. Si, además, colocaran al profesor en el centro del sistema, avanzaríamos mucho. «Mi educación fue perfecta hasta que me la interrumpió el colegio», decía un clásico. Mejor evitarlo.