Electoralismo agobiante
Durante los próximos once meses, de aquí a marzo del 2004, la política española estará sometida a una fuerte presión electoral. Y preelectoral. Tanto el Gobierno como la oposición van a moverse pensando en las urnas, y no sólo en las elecciones del 25 de mayo, con su relativo carácter de primarias, sino también en las que decidan, al despuntar el otoño, el nuevo mapa político de Cataluña. Y es posible que las elecciones andaluzas se anticipen, para hacerlas coincidir con las catalanas, si los sondeos se lo aconsejasen al PSOE. Pero hay más: el PNV estaría acariciando la idea de adelantar las elecciones autonómicas vascas para convertirlas en un plebiscito sobre el plan soberanista de Ibarretxe: la libre asociación de Euskadi a España. Arzalluz está jugando todas o casi todas sus cartas sabinianas. Basta la hipótesis de un adelanto electoral en el País Vasco para que allí se tense aún más la política. Y basta suponer que pueda sufrir el PP un descalabro en las municipales para que en la vida pública se prevea un aumento de la crispación, que ha alcanzado ya un nivel fastidioso. Pero al margen de las hipótesis, la realidad parece plegarse de momento al 25 de mayo, un fecha sobre la que Aznar haría un ejercicio de levitación, descargando en alcaldes y concejales la responsabilidad de los resultados. Al presidente del Gobierno le interesan de modo muy especial las legislativas del 2004, como demostraría el hecho de que haya iniciado con once meses de anticipación la precampaña, anunciando el paquete de medidas socioeconómicas que aprobará mañana el consejo de ministros. Al preocuparse de las mujeres trabajadoras o en paro con hijos pequeños, de las pymes, de los autónomos y de la seguridad ciudadana, Aznar inicia la precampaña de las legislativas. Y lo hace viajando a París, Londres y Washington en su nuevo papel de protagonista mundial, conseguido gracias a su alineamiento con Bush, el poder más fuerte del planeta. La realidad derivada de ese alineamiento se refleja en el hecho de que España va a participar en todas las tareas y fases de la reconstrucción de Irak, para lo cual se intentan reclutar en diversos ministerios voluntarios españoles. De aquí a marzo del 2004, en el País Vasco van a celebrarse elecciones municipales y, como hipótesis, autonómicas. Y ahí, en ese territorio doliente, radica el problema esencial de España, el terrorismo de ETA y una corriente centrífuga que pretende retroalimentarse en las urnas del 25 de mayo. Los resultados que ofrezcan allí las urnas ese día habrán de analizarse minuciosa e inteligentemente.