Sobreesfuerzo final
ECIDIDO a no perder la batalla de las municipales y autonómicas precisamente por haber participado en la guerra de Irak, el Gobierno se muestra dispuesto a recurrir a todos los resortes del poder del que disfruta y a emplearlos en la recuperación y consolidación de votantes en el mayor número posible. Y buen ejemplo de ese esfuerzo eran las decisiones adoptadas por el Consejo de Ministros del viernes, cuando aprobaba todo un aluvión de reformas, un auténtico órdago electoral en el que se incluyen las medidas económicas anunciadas ya días antes por el presidente Aznar ante la directiva del PP, así como la remodelación e incremento de las fuerzas españolas en las tareas de reconstrucción de Irak, y remitiendo al Congreso de los Diputados para su tramitación dos importantísimos proyectos de leyes orgánicas: la del Poder Judicial y el Código Penal, nada menos. Si alguien ha podido decir en las últimas semanas que Aznar y su Gobierno volvían a estar, como cuando el semestre de presidencia europea, tan entregados a la causa exterior que olvidaban las cuestiones interiores, el Consejo de este viernes venía a demostrar que preocupación muy viva y apreciable, prioritaria sin duda, es el resultado de las urnas del mes que viene, y cuando ya faltan estrictamente cuatro semanas. Cuatro semanas, entienden muchos dirigentes del PP, en las que se hace preciso e inevitable hacer el máximo esfuerzo posible por tratar de modificar unas intenciones de voto que hasta hace no muchos días, y probablemente todavía ahora mismo, han venido siendo abiertamente adversas por razón de una guerra que ni se explicó de antemano ni se justificó a posteriori. ¿Qué grado de debilidad o de solidez tiene la memoria de los votantes españoles, o lo que es lo mismo, en qué medida será severa la factura que paguen el Gobierno y el PP en las urnas de mayo? O también: ¿la campaña electoral y las promesas, compromisos y acuerdos que con ella nos están llegando serán capaces de modificar esas intenciones ampliamente adversas provocadas por la implicación no deseada en la guerra? Reconocen en la dirección del PP que todo está abierto, y que cabe cualquier resultado, pero que nadie podrá negar el esfuerzo por enderezar o encauzar las cosas. La «hoja de ruta» que el propio presidente del Gobierno ha anunciado para las semanas que vienen, como parte de su contribución a la campaña, es igualmente demostrativa de ese esfuerzo personal..., por más que algunos dirigentes acepten la duda de si suma o resta la insistencia de Aznar en justificar lo que en términos suaves prefiere llamar «el conflicto»...