Crímenes de guerra y contra la Humanidad
La sentencia del Tribunal de de Nuremberg de 1946 dice: «Desencadenar una guerra de agresión no es solamente un crimen internacional: es el crimen internacional supremo y sólo difiere de los otros crímenes de guerra por el hecho de que los contiene todos». Ni siquiera el voto aprobatorio del Consejo de Seguridad hubiera podido convertir un crimen internacional en un acto conforme al derecho internacional. El Consejo de Seguridad no puede decidir o autorizar actos de guerra, salvo para restablecer la paz y la seguridad internacionales (art. 42 de la Carta de Naciones Unidas) y en caso de legítima defensa individual o colectiva (art. 51). En el curso de la agresión contra Irak se han cometido diversos crímenes de guerra sancionados por el derecho internacional humanitario: 1. Ataques a la población civil. Los ataques a la población congregada en mercados o en su viviendas no son errores. Son ataques deliberados cometidos en aplicación de la doctrina militar de los estados Unidos, que los incluye con el fin de paralizar por el terror a la población. Estos hechos constituyen una violación de la «Regla fundamental» del artículo 48 del Protocolo I de 1977:«hacer siempre la distinción entre población civil y combatientes y entre los bienes de carácter civil y los objetivos militares, y dirigir las operaciones solamente contra objetivos militares». 2. Utilización de armas prohibidas. En los bombardeo se han utilizado bombas de fragmentación cuyo efecto es particularmente mortífero sobre concentraciones de personas. El representante de la Cruz Roja en Irak ha podido verificar dichos efectos al ver los cadáveres destrozados por la metralla -las pequeñas bombas que están en el interior de las bombas de racimo que quedan en el suelo sin explotar actúan como minas antipersonas-. También se han utilizado bombas de alta penetración con puntas de una aleación de acero con uranio empobrecido -material altamente radioactivo, cuyas consecuencias se vieron ya en la 1ª Guerra del Golfo en forma de leucemias y malformaciones congénitas en recién nacidos-. 3.- Bombardeos masivos prolongados. El bombardeo masivo, sufrido por Bagdag durante varias semanas sin interrupción constituye un crimen de guerra, de conformidad con lo establecido en la legislación internacional : «los bombardeos que traten como un objetivo militar único cierto número de objetivos militares espaciados y diferentes situados en una ciudad». 4. Destrucción de las infraestructuras civiles. La destrucción de las instalaciones de agua potable en Basora y del suministro de electricidad y de agua potable en Bagdag y de otras infraestructuras civiles son crímenes de guerra. El ataque realizado deliberadamente a la infraestructura civil y particularmente a centrales eléctricas y a las fuentes y conductos de agua de agua potable son violatorios de la legalidad: «prohibición de poner fuera de uso bienes indispensables a la supervivencia de la población civil». 5. Ataques a los medios de comunicación y asesinato de periodistas. Los ataques a los medios de difusión -emisoras de televisión, etcétera- constituyen crímenes de guerra. El 8 de abril se hizo evidente en Bagdag que las tropas estadounidenses asesinaban deliberadamente a periodista, cuando cañonearon sin razón alguna el Hotel Palestina, donde se alojaban la mayoría de los periodistas, que filmaron y podían atestiguar cómo se produjeron los hechos. Como resultado del ataque murieron dos periodistas y varios resultaron heridos. La misma mañana bombardearon la sede de Bagdag de la TV de Qatar «Al Jazira» con el resultado de un periodista muerto. 6. Asistencia degradante a las víctimas. Los invasores han utilizado como arma de guerra la privación de agua y alimentos a la población, impidiendo primero y demorando después el paso de los suministros proporcionados por las organizaciones internacionales. Y también la han utilizado como arma de propaganda, pues ante las cámaras de televisión se exiben proyectando ellos mismos agua y alimentos a algunos pobladores. 7. Inseguridad de la población de las zonas ocupadas. Los ocupantes tienen una responsabilidad criminal al no garantizar la seguridad de las personas y los bienes en las zonas bajo su control. Son responsables del crimen de agresión quienes tomaron la decisión y la ejecutaron: Bush, Cheney, Powel, Rumsfeld, Balir, etcétera. Hay que destacar que la mayoría de ellos se benefician económicamente con la guerra. El caso más flagrante es el del vicepresidente Cheney, vinculado a la empresa Halliburton, que ya está operando en Irak merced a contratos adjudicados sin licitación por la administración estadounidense. Son autores de guerra de crímenes de guerra quienes dieron las órdenes y quienes las ejecutaron, a lo largo de toda la cadena de mando. Son cómplices por acción quienes facilitaron la comisión de los mismos, entre ellos los jefes de Gobierno que permitieron el uso de bases militares en su jurisdición y los que autorizaron el tránsito por su espacio aéreo de los aviones de los Estados agresores en misión de ataque. Son cómplices por omisión de la agresión y de los crímenes de guerra (art. 86 del Protocolo I: omisión contraria al deber de actuar) quienes teniendo el deber de actuar para tratar de evitar o poner fin a los hechos no lo hicieron:los miembros de Consejo de Seguridad que ese abstuvieron de solicitar la convocatoria del mismo ante la agresión y el Secretario General de las Naciones Unidas. Los preparativos notorios de la agresión y le desencadenamiento de la misma eran motivos más que suficientes para que se activaran los mecanismos de las Naciones Unidas destinados a «tomar medidas colectivas eficaces para prevenir y eliminar amenazas a la paz y suprimir actos de agresión u otros quebrantamientos de la paz», como dice el artículo 1 de la Carta de la Naciones Unidas.