Más Castro

HAY líderes que parecen irrumpidos de una pesadilla. Lo misterioso es cuando irrumpen de una pesadilla democrática. Menem, por ejemplo. ¿Le dejaría las llaves de su coche a un hombre con esas patillas? Yo no. Y ahí está. No sé si triunfando, pero casi. Lo de Castro es distinto, porque es un liderazgo dictatorial, aunque provoque mucho síndrome de Estocolmo, sobre todo en quienes creen que el castrismo es escuchar canciones de Silvio Rodríguez. Por cierto, este cantautor ha firmado un manifiesto de apoyo al dictador, para sorpresa de Javier Gurruchaga, quien se pregunta cómo se puede estar contra la guerra de Irak y no estarlo contra un régimen que ejecuta secuestradores sin delitos de sangre y dicta durísimas penas de cárcel para los disidentes. Por cierto ¿qué ha dicho al respecto Pilar Bardem? Me gustaría saber si los actores y actrices que dejaron plantado a Rodríguez Gallardón también boicotearán a Fidel. Y ojo, no me estoy refiriendo a una sutil condena de la pena de muerte, así en abstracto, sino a llevar a cabo un verdadero acto de compromiso, contundente, explícito, que no dejase lugar a dudas. Hace muchos años que el socialismo europeo nada tiene que ver con la utopía comunista, salvo por la confusión que algunos han podido difundir al respecto riéndole las gracias al tirano tras fumarse sus puros. Pero no se puede ser demócrata de quita y pon. Se es o no se es. España quiere al pueblo cubano, no a su dictador. Ya tuvimos el nuestro. Ojalá tenga también ellos una transición en paz, aunque algunos consideren que fue nefasta, curiosamente los mismos que simpatizan con Castro.