Boñar, San Isidro: ¡Gracias! Tragedia en las carreteras Una rabia inmensa Oposiciones en la Diputación

Soy un esquiador pontevedrés lesionado en San Isidro hace un mes y medio, aunque conozco Sierra Nevada y algunas estaciones de Andorra llevo unos años cambiando la Semana Blanca en una gran estación por tres o cuatro viajes más cortos y cercanos. Escogí San Isidro con alojamiento en Boñar y, a opinión de los entendidos, mi opción ofrecía poco, «la estación era muy limitada y el pueblo triste y alejado». Pero enseguida descubrí que el trayecto a orilla de la presa más que bello era apasionante. La estación, en cualquiera de sus valles, ofrece lo que busca un buen esquiador y necesita toda persona que vive en ciudad, cerrar los ojos en la cumbre y sentir que el aire de la montaña te hace lanzar un grito de libertad de esos que se pierden en el mar, dejando en un segundo plano la longitud, el color o la dificultad de las pistas. Boñar ofrece el calor del pueblo hospitalario y este escrito es muestra de agradecimiento a sus gentes que se volcaron en atenciones tras mi percance en la nieve. La Casa Rural «El Negrillón» y el Restaurante «La Praillona» fueron el primer consuelo a mi dolor. También mil gracias al personal de la estación, socorristas de pista, camilleros, ambulancias y al doctor que me atendió, enseguida diagnosticó y me aconsejó acertadamente. Ahora espero para operarme de los ligamentos y mientras tanto me siento en el deber de gritar, esta vez desde la orilla del mar, hasta la cumbre de la montaña: ¡Gracias Boñar, gracias San Isidro!. Ramón Pedrás Lorda (Pontevedra). La sangría de la carretera sólo tendrá solución, cuando la DGT aplique métodos empresariales: consecución de objetivos. Cada muerto cuesta más de 100 millones de pesetas: indemnizaciones por muerte, gastos hospitalarios -hay un herido por cada fallecido-, cese de cotización a la SS.SS. y aparición de nueva pensión de viudedad, etcétera. El objetivo a alcanzar es la reducción de muertos, partiendo de una base, por ejemplo, de 5.000 anuales y un sistema de incentivos, por ejemplo 30 millones por cada víctima menos, parte subvencionado por las compañías aseguradoras. En dos años podríamos bajar a 4.000 muertos produciendo una prima de más de 1,5 millones anuales por agente, en un colectivo de 10.000. Luego, el avance será más lento y al final -con 3.000 víctimas inevitables- una prima de conservación. ¿Cómo conseguirlo? Con policía oculta en las zonas peligrosas, vídeos de prueba y sanciones expeditivas, por ejemplo la congelación del coche un mes, además de la multa (sé que es una fórmula defectuosa, pero vale la pena). Que nunca sepa el conductor dónde está la cámara delatora, que se sienta permanentemente vigilado. Los agentes de tráfico saben muy bien cómo y dónde actuar: los incentivos aguzarán el ingenio. Miguel Soto Pardo (Madrid). Evelia Sagrado Aller dice: «Querida Carla quiero ofrecer mi cariño y decir a tus padres que estoy con ellos en su dolor. Tengo una rabia inmensa y un rencor a todo aquello que pudo propiciar tu muerte justo cuando empezabas a vivir. Aquí, en León, intentamos seguir luchando por los niños intentando que quiten las antenas de telefonía móvil que están en el entorno de los colegios. ¿Por qué nuestro políticos no nos escuchan? Esperemos que tu fin no sea en vano. Un beso fuerte Carla. Seguimos luchando». José Luis Martínez Villanueva se pone en contacto con esta sección diciendo:«Mi llamada es para denunciar los hechos que ustedes publicaron el viernes 18 de abril sobre las oposiciones para conductor mecánico, ya que hemos visto que ha habido irregularidades: ha habido familiares o amigos para estas plazas. Yo he estado preparando las oposiciones, he gastado mi dinero en academia, el tiempo en estudiar, he ido con todos los carnets, y he pagado nueve euros para poder opositar y resulta que leo en el Diario de León que se encuentran amigos y familiares. Yo creo que nos deberíamos unir entre todos para denunciar este hecho a la Diputación ya que el señor Díez ha querido meter a sus amigos y familiares antes de las elecciones».