El dinero de los demás
La difícil virtud de la modestia se ha refugiado en algunos directivos. De ningún modo desean que sus retribuciones sean divulgadas y todo el tiempo que no emplean en contar su dinero lo dedican a ocultarlo. Saben que las comparaciones son odiosas, pero sólo para una de las partes comparadas, ya que la otra suele salir muy favorecida. ¿Por qué se tiene que enterar la Junta de Andalucía, por ejemplo, de lo que gana, mejor dicho, de lo que cobra, el cura Castillejo?. La gente no debe meterse en las cosas que sí le importan. Lo mejor es impedir que se revele en el Parlamento la cuantía de sus honorarios, no vayamos a juzgarlos poco honorables. Eso de que un sacerdote haga voto de riqueza no acaba de caerle bien al pueblo de Dios. Entre otras cosas porque no lo entiende ni Dios. Si alguien quiere aclarar las cosas, como valerosamente procura hacerlo la consejera de Economía, Magdalena Álvarez, lo más indicado es acusarla de violación de secreto y de revelación de datos de carácter personal. Lo que ocurre es que para nadie es un secreto que el cura Castillejo percibe al mes unos emolumentos monumentales, superiores a los que cobran al año cuarenta honrados párrocos juntos. Si estas ganancias las recibiera un señor particular nada habría que oponer. Lo que chirría es que el agraciado sea un discípulo de Jesús de Nazaret. A algunos católicos les parece bien, pero a ningún cristino le complace esa situación. A mí no me importa nada el dinero de los demás y el mío muy poco. La mortaja no tiene bolsillos, ya se sabe, aunque algunos no lo sepan. Lo que pasa es que hay cosas que repugnan a cualquier persona decente y el mejor sistema no es encubrirlas. No sólo hacen falta luz y taquígrafos, sino inspectores de Hacienda y detectives. A los que escandalizan no hay que cortarles una mano, ya que con la otra pueden seguir llevándose la pasta: hay que cortarles la coleta. El cura Castillejo y sus hermanas en Cristo, que creo que son varias, no van a tener problemas económicos, pero este lío padre perjudica a la Santa Madre Iglesia.