Diario de León
Publicado por
J. F. Pérez Chencho
León

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Es omañés -«el criado y el gallo, si es babiano, un año; si es omañés, un mes»-, ejerce políticamente como corregido de San Emiliano, aspira a seguir de virrey, y está empadronado, por su vicio de la caza, en Villar de Vildas (Somiedo, Asturias). Profesionalmente es coordinador de Agricultura y Ganadería de la Unidad Veterinaria de Villablino. Soy un visitante empedernido de Babia, un enamorado de su paisaje, conozco a cientos de paisanos, y no he encontrado ni uno sólo que hable bien de él. Un caso extraño. Algo así como el de aquel que presumía de tener mil amigos y jamás se le escuchó una sóla palabra de afecto de ninguno. Se trata de Pedro Madrigal Valcarce, al que no conozco, alcalde popular de San Emiliano desde hace tres legislaturas, veterinario interino, y que busca la reelección. Ha ganado las anteriores contiendas por mayoría absoluta y puede repetir, si no le frenan los babianos, el mismo marcador en las que están a la vuelta de la esquina. Es un alcalde experto en asfixiar la libertad y someterla a la degradación de vasallaje. El municipio de San Emiliano no está bajo sospecha: está atado por la coacción y las amenazas. De otra manera, pero muy al estilo de los navajazos que se dan en algunos ayuntamientos vascos. En esta edición del 25-M, a Pedro Madrigal le salió un grano. No en el culo, como a mí, para que digan que tengo la «enfermedad del soldado», sino en las urnas. Y ha pretendido extirparlo sin contemplaciones. Su rival electoral, Fernando Luis Álvarez Rodríguez, candidato socialista, lleva a cuestas una mochila que todos valoran: buena persona, ganadero, delegado de Mapfre seguros en la zona, bondadoso y limpio. Bien, pues desde que aceptó el reto de descabalgarle, Pedro Madrigal lo ha demonizado sin cuento, con una persecución feroz y cainita. La cabalgadura de este corregidor por el municipio, como si fuera señor de honra y haciendas, ha tenido su eficacia durante tres mandatos. Todo lo sellaba con represalias, amenazas -y por qué no decirlo- también con favores. Muchos están encadenados a su rúbrica. Y a sus tretas: no es comprensible que de un censo que no llega al millar, reciba más de un tercio de apoyos por correo. Sólo se explica por su condición de dar o quitar las licencias de explotación y guías ganaderas. Es decir: manda sobre la primera actividad económica de la zona. Los caciques siempre han sellado su poder con la lacra del dinero. Pedro Madrigal ha luchado a brazo partido para continuar siendo el gran cacique de la zona. No sé si va a lograrlo. De momento, es alentador que muchos de los que vivían bajo el poder de su bota, hayan sacado aliento y voz. La denuncia presentada por su rival ante el Fiscal-Jefe, ya está en el Juzgado de Villablino y ha sido admitida. Comienzan las diligencias previas. Y, milagro, con una decena de testigos.

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