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Publicado por
León

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SIEMPRE que se juntan varias convocatorias electorales se suele decir que las primeras vienen a ser como la primera vuelta de las segundas. Eso ocurre, sobre todo, si las primeras son locales, europeas o autonómicas y después son las generales. Las elecciones «reinas» son desde luego las que ponen en juego el Gobierno nacional, salvo, tal vez, en Cataluña y el País Vasco, donde los comicios autonómicos tienen una relevancia muy especial. Yo me figuro que las elecciones autonómicas cobrarán cada vez más importancia, porque cada vez se juega en ellas más poder de verdad. Pero nada como la carrera a La Moncloa, eso sí que tiene morbo, como se suele decir. No estoy de acuerdo con este modo de concatenar unas y otras citas con las urnas. Establecer entre ellas una relación de causa a efecto es un error, como nos ha demostrado ya la experiencia de resultados bien diferentes según se trate de elegir concejales, diputados autonómicos, nacionales o europeos. Eso podía decirse en 1979, cuando no había experiencia, pero no ahora. Lo que pasa, a mi entender, es que esta forma de hablar siempre puede funcionar como parte de la propaganda electoral. El mensaje implícito vendría a ser algo así como éste: ¿Le gustaría a usted que el candidato del partido X llegase a La Moncloa? Pues vote a los candidatos a concejales de ese partido, aunque le gusten menos para su Ayuntamiento. Pero la gente ya sabe de qué va esto, y hace su propia selección. A veces se equivoca, pero equivocarse es menos frecuente que acertar.