Carta de un argentino en España El deporte de élite y el dinero de todos Chapuza en el parque Juan Morano
Llegué a España el 16 de mayo del 2002 en una especie de exilio económico por razones que ustedes conocen de sobra. En mis más de treinta años de periodista de profesión donde me desempeñé en revistas y diarios -El Gráfico, Para Ti, Gente, Somos, Clarín, Pág. 12, e infinidad de publicaciones más- nunca pensé que estaba en mi camino venir a la tierra de mis padres en busca de un futuro mejor para mi familia. Después de hacer intentos por insertarme en ciudades como Madrid, Barcelona, Salamanca y la ciudad de León, decidí venir al Ayuntamiento de Villaobispo de Otero, donde nacieron mis padres, exactamente a Sopeña de Carneros. Fue tal la solidaridad y la calidad humana de sus habitantes que ya no tengo dudas de que éste será mi lugar en el mundo donde intentaré encontrar la tranquilidad que mi país me negó, a mí y a millones de argentinos. También encontré en el alcalde, Joaquín Llamas Redondo, esa clase de políticos que tanta falta nos hace a los argentinos. Políticos que piensan en la gente y en los pueblos y no en la política como negocio. Veo trabajar sin descanso a Joaquín para que los pueblos no se transformen en pueblos fantasma por falta de oportunidades para sus habitantes. Para que los jóvenes no se vayan en busca de otro destino que los haga crecer como corresponde a cualquier ser humano. En síntesis, que no pase lo mismo que nos pasó a nosotros en la Argentina, donde por falta de sensibilidad y espíritu solidario de los gobernantes que tuvimos y tenemos, todas nuestras esperanzas y nuestro esfuerzo fueron quedando en el camino. Es por eso que en estos momentos difíciles para España y el mundo con motivo de un conflicto de imprevisibles consecuencias para todo el mundo, los invito a que, con la experiencia recogida en este año de vida en estas tierras, y ante las próximas elecciones, emitan un voto por la paz y el progreso de este bendito país. Tuve la suerte de realizar la revista de este Ayuntamiento en el mes de diciembre, donde hay pruebas de las obras realizadas y por realizar, donde trabajé además en diversas tareas comunitarias, que son una muestra de lo bien que funciona esta administración. Me involucro en este proyecto como forma de agradecer lo mucho que hicieron por mí y por mi familia en momentos muy difíciles para los argentinos. Horacio Antonio Fernández Alonso (Villaobispo de Otero). Felisa López llama al Teléfono del lector dejando el siguiente mensaje:«En el Diario de León leo que como las subvenciones del Ayuntamiento no llegan al Ademar, la junta directiva se plantea dimitir. No creo que proceda ya que, cuando uno es proclamado como mejor directivo, debe de ser por algo ya que las subvenciones no son lo único. Cualquier directivo debe preocuparse de generar dinero aparte de las subvenciones oficiales. Los socios deben de aportar las cantidades que haga falta para que el mantenimiento del equipo y hago extensión esto a todos los clubes. Y mientras todo esto ocurre, llevamos a nuestros niños a practicar el fútbol en terrenos que están de barro hasta los ojos. Y vemos que otros, a pesar del frío, entrenan a otros deportes al aire libre, porque no son de élite. Vemos canchas que no se ocupan jamás como la de patines de San Esteban, faltan pabellones cubiertos, pero los clubs de élite se quejan de que no perciben subvenciones. ¿Qué debemos decir los ciudadanos de a pie? Seguimos, a cuenta de todos, pagando los gustos de una minoría. Invertimos dinero público en un caldero roto. ¿Qué patrimonio generan los clubs subvencionados? Sólo pérdidas y más pérdidas Claro que sus directivos son hábiles y, en este momento, con unas elecciones a la vista, reclaman lo que les han prometido unos señores determinados, no la generalidad de los que de verdad son contribuyentes. ¿Qué dirán los muchísimos acreedores del Ayuntamiento que pasan años sin cobrar, acredores que sirvieron puntualmente mercancías y servicios para el normal funcionamiento de la ciudad? Ahora es el momento de meditar y que algún partido político dé el paso adelante y tome medidas para controlar lo que sale de las contribuciones del pueblo. Y que eso sea el pueblo en general el que lo disfrute. Y que no dejen a nuestros jóvenes sin otras alternativas en la calle que el botellón. ¿Cómo se resuelven estas cosas en Salamanca, en Asturias, en Santander, en Galicia, en Burgos? Infórmense debidamente porque nosotros, en las salidas con nuestros hijos, lo vemos en todos los sitios. Yo pienso que si no se puede jugar en una categoría superior por falta de medios, pues no se debe jugar. A todos nos gustaría tener un Masseratti y nos tenemos que conformar con un utilitario; claro que si lo compramos con dinero de otros... vengan días y caigan ollas». «Quiero denunciar la chapuza que ha hecho el Ayuntamiento en el parque Juan Morano. No se entiende que se quite un trozo de parque para poner en su lugar un espacio de gravilla que sólo vale como foco de suciedad y de cagadas de perros, y un pedazo de césped que, al estar fuera del recinto infantil, no va ser utilizado por nadie, separados por un muro que es una auténtica vergüenza. En su lugar podrían haber mejorado el entorno del Auditorio haciendo llegar hasta él el recinto del parque y añadiendo elementos infantiles que se echan de menos. Pero no nos hacemos ilusiones, dado que con la proximidad de las elecciones, lo único que se les ocurre es tapar el remiendo con camiones de gravilla y un sembrado de césped de crecimiento rápido. Si Morano levantara la cabeza, tal vez podría opinar sobre lo que han hecho con su parque; tal vez futuros regidores lo remedien». María Ángeles López (León).