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Publicado por
León

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ADA día electoral tiene su frase. Por lo menos, una. En su primer mitin, el de la Casa Blanca, Aznar proclamó que «algunos comprenderán ahora que hay decisiones que conviene adoptar», en referencia al apoyo a la guerra de Irak a cambio de ver inscrito a Batasuna en las listas negras del terrorismo a perseguir por el imperio americano. Aznar ha vuelto a elaborar su frase: «Se ha acabado lo de ir con la papeleta en una mano y la pistola en la otra», en referencia a la ilegalización de Batasuna y a las medidas complementarias adoptadas por el Supremo y el Constitucional de excluir a doscientas y pico listas electorales, que ni siquiera podrán hacerse propaganda electoral ni podrán ser votadas el día 25 por suponer que son otro alias de Batasuna, o sea, de ETA. Un mismo perro, el de siempre, con otro de sus docenas de collares. No hay duda de que estas elecciones son las de la ilegalización de Batasuna, las urnas en las que habrá sido muy difícil mostrar apoyo a Batasuna y a ETA, o incluso medir la fuerza de esta coalición aberzale radical, independentista, separatista o del brazo político de la banda armada. ¿Es bueno que así sea? El gobierno y los jueces no parecen tener dudas de que es lo procedente, sin la menor posibilidad de duda. Al PNV y EA, por el contrario, les parece un error de dimensiones siderales, un estruendoso error que alguna vez se pagará. Arzalluz ha clamado contra el pucherazo de dejar sin lista a la que votar a unos cuantos centenares de miles de vascos, y más de uno se habrá planteado la cuestión de «qué va a suceder ahora»: una vez que Batasuna ha quedado fuera de la ley, los batasunos y los votantes de Batasuna en sus distintas y múltiples denominaciones, ¿podrían ser condenados y privados de libertad? No habría cárceles suficientes, naturalmente. El PNV alega que es un disparate político por cuanto lo correcto hubiera sido que Batasuna fuera adelgazando en apoyos hasta su práctica desaparición de la sociedad vasca, que era la tendencia que se venía apreciando... Y que acaso con esa precipitación por extinguirla se consiga el efecto contrario al buscado. Eso sí, el PNV no ha perdido la ocasión de solicitar para sí mismo el voto batasuno. Algún mérito en la defensa de esa opción sí ha podido hacer, y de ahí que se crea con algunos derechos en tal sentido... De cualquier modo, hasta ver qué sucede el día 25, adónde van esos votos será difícil extraer conclusiones, y determinar si se avanza o se retrocede hacia la ansiada normalidad democrática de una región que incumple buena parte de los requisitos para ser considerada una democracia «con todas las de la ley».