Diario de León
Publicado por
María Jesús Muñiz
León

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Busco un tema intrascendente del que hablar, con el único fin de no faltar a nadie. Excluyo, pues, la cosa electoral. Pero hasta las bromas me salen ácidas hoy. Será que justo los días que tiene una la irritabilidad a flor de piel te llueven los abrazos que rascan como estropajos; o te plantean los colindantes asuntos de tan burdo trazado que te quedas con la duda de si el que te sonríe con fingida inocencia es tonto, si es demasiado listo o si cree que a la que le falta una soleadura es a tí. Hago repaso noticieril. Veo un dueño de perro mordedor absuelto porque advertía en un cartel: «Cuidado con el perro»; y me pregunto si advertir por escrito que tienes mal carácter será atenuante en caso de agresión e incluso homicidio. Leo que condenan a un carpintero porque la estantería que colocó (mal, al parecer) cayó e hirió a una mujer; y me pregunto si se creará al fin un tribunal de defensa contra la santa chapuza y el abuso flagrante de algunos manitas. Oigo atónita que decenas de miles de personas se declaran seguidores de la religión de los jedis, esos de la guerra de las galaxias, y lo que me sorprende es que sea una broma para «burlar» las estadísticas oficiales. Me parecía más creíble que en realidad hubiera tantos seguidores de «la fuerza», sólo hay que hacer repaso de la programación televisiva para comprobar que existe mucho cerebro desertizado. Pero me faltaba por leer lo mejor: «La casa brasileña de ropa interior femenina DuLoren saca al mercado prendas de hilo de soja», que son «ecológicamente correctas» y a la par «sensuales». Comento en voz alta: «¡Anda, ahora hacen bragas de soja!». Una cara despistada asoma detrás del ordenador que tengo enfrente y pregunta «¿Para comer?» Recapacito y reparo, horrorizada, en que es una de las pocas cosas coherentes que he oido a lo largo del día. No puedo más. Me voy a meter la cabeza en un barril de cerveza donde lo único que pueda oir sean mis propias burbujas. Mañana será otro día.

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