Diario de León

Garantías de paz para el siglo XXI Sobre la guerra, sobre las guerras Las dunas de San Andrés Sólo una guerra: la del amor Un tirón de orejas

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Los peligros en que están hoy la paz y el bien común de la humanidad son graves, como se pone de manifiesto en la dramática situación de Oriente Medio, en los conflictos, entre otros, de África y de Hispanoamérica, y en el terrible azote del terrorismo. Estos grandes males deben ser evitados y combatidos por todos los medios lícitos, eliminando situaciones que los alimentan y les ofrecen cobertura. «La cuestión de la paz en el siglo XXI, no puede separarse de la cuestión de la dignidad y de los derechos humanos«. No toda forma de paz es expresión de justicia y de orden. Siendo indiscutible la necesidad de mantener un orden internacional justo, que salvaguarde el «bien común universal» y vele por el cumplimiento de los acuerdos firmados por los Estados, «la guerra nunca es un medio como cualquier otro, al que se puede recurrir para solucionar las disputas entre las naciones». El servicio a la paz y al orden entre los pueblos exige que no se acuda a la destrucción y a la muerte que la guerra comporta, a no ser en situaciones en las que, de un modo probado, no exista ya ningún otro medio disponible y sea fundada la esperanza de no producir males mayores de los que se desea evitar. «El derecho internacional, el diálogo leal, la solidaridad entre los Estados, el ejercicio tan notable de la diplomacia, son los medios más dignos de todos los hombres, de buena voluntad, y de las Naciones para solucionar sus contiendas». La paz es posible; las guerras son evitables, pues no son ningún producto necesario del destino ciego, sino que tiene su raíz última en los pensamientos y las decisiones equivocadas de algunos gobernantes que las incitan o las provocan. La paz verdadera exige el respeto y la dignidad, a todos los seres humanos, a tener una vida digna de trabajo, de justicia, de amor entre todos los hombres y mujeres del mundo y así se conseguirá entre todos la paz, entre las naciones del mundo. José Manuel Peña Rodríguez.Desde que existe el mundo nunca hubo una potencia tan grande como es hoy Estados Unidos, ni en la época de los romanos. En este conflicto, si el presidente de Francia fuera presidente de España, haría lo mismo que el presidente español. Si yo tuviera un hijo que defendiera los intereses de Francia y no los nuestros, pensaría que era tonto. Sobre Gaspar Llamazares, no quiero perder tiempo. Y Rodríguez Zapatero, como hay unas próximas elecciones, se quiso aprovechar de los conflictos de Irak y el «Prestige» en Galicia, aunque, a lo mejor, no le va a salir muy bien. Cuando tres millones se manifestaron, veintisiete millones no lo hicimos. Si hubiera menos manifestantes, quizá hubieran podido vivir los periodistas. Eso sirvió para que el dictador no entrara en ninguna negociación. En este caso el gobierno español consiguió cuatro cosas: 1.º Libertad para los iraquíes, y para sus propias riquezas que les llegarán mejor a los ciudadanos. 2.º Terminar con el terrorismo en España. 3.º Buscar la seguridad en Ceuta y Melilla. 4.º Nuestra nación será más fuerte entre las demás naciones. Lo que hay que saber en una guerra es quién es más culpable. La guerra por tanto exige la reconstrucción física y política del país de Irak, con experiencia por parte de todos. Ángel García Alonso (Ponferrada). Jacinto Gutiérrez quiere hacer unas sugerencias en relación con los pasos «enchepados» de San Andrés del Rabanedo. «Le pediría al alcalde, ahora que parece que por fin están ultimando el nuevo enlace entre la calle Azorín y la glorieta de Pinilla, que por favor no ponga demasiados pasos elevados porque vamos a acabar de los nervios. Circular por San Andrés se ha convertido en el rally París-Dakar. Todo está lleno de dunas. Espero que encima no nos estén llamando camellos. No quiero ir al psiquiatra». Juárez-Valbuena Nieto dice:«Haz el amor y no la guerra». Esta es una frase que está sin duda muy sobada pero seguirá siendo muy usada hasta que algún descerebrado rompa definitivamente esta bola sobre la que malvivimos. El próximo sábado los pendones y pendonetas de Vegas y Villanueva del Condado harán sus venias con fuerza y la celebrarán con una sabrosísima frejolada; será un día sin miedo al colesterol y con tal motivo les obsequio con los siguientes malos versos: «En las campas de Villasfrías,/ en vísperas de la Ascensión,/ como en todas las romerías,/ mozas y mozos se exhibían,/ como pendones en procesión,/ ansiosos ojos se traían/ azul y carmín pasión/ qué pícaros se decían/ nuestros viejos, viejas porfías/ nosotros la transición/ campos de trigos en flor/ no serán para la guerra otra que la del amor/ son el paraíso en la tierra anidemos ya, tú y yo». Anabel Pellitero dice: «Un fuerte tirón de orejas a todas esas personas que van paseando por el carril-bici. El otro día ya fue la gota que colmó el vaso. Mi hijo, de cuatro años, iba en su bici, de estas de cuatro ruedas, y chocó contra unas señoras mayores, que iban paseando. A mí me tacharon de sinvergüenza y de maleducada por contestarles y decirles que ellas eran las que iban por mal sitio. Me dijeron que las bicicletas tenían que andar por la carretera. El caso es que mi hijo tiene un esguince en el tobillo. Doy las gracias a un grupo de adolescentes que estaban allí que me ayudaron a subir la bicicleta y coger un taxi para poder ir a los ambulatorios. Por eso, un fuerte tirón de orejas a todas estas personas, sobre todo de la llamada tercera edad, que se creen con todos los derechos del mundo pero con ninguna obligación. Son muchísimo mejores los jóvenes digan lo que digan».

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