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Publicado por
J. F. Pérez Chencho
León

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José María Aznar está poniendo toda la carne en el asador. Y se puede quemar. Desde que comenzó la campaña electoral ofrece dos mítines diarios. No se aguantan ni con «yumbina». Aznar no habla de los municipios, ni de las comunidades autónomas, que es lo que está en juego el próximo 25-M. Tampoco lo hace Rodríguez Zapatero, ni Llamazares, ni nadie. Esta campaña electoral es un plebiscito, como dije ayer. Una pena. José María Aznar asume el protagonismo de la derecha en exclusiva. A los auténticos protagonistas, que son los candidatos a presidentes de las comunidades autónomas, a corregidores, a ediles o pedáneos, se los ha tragado el aparataje mediático. Aznar no deja ni una rendija abierta por la que pueda escaparse un voto. El marcaje es férreo, mucho más estrecho que el sufrido el miércoles por Del Piero en la eliminatoria Juventus/Real Madrid. Dicen que falló la defensa madridista y no sé si también fallará la estrategia popular, empeñada en que la sombra oblicua de la gaviota lo llene todo. Por ejemplo: anteayer, los centros del INSS del país -el de León también- recibieron una nota de prensa, elaborada por el gabinete de la Secretaría de Estado de la Seguridad Social, con el aval sibilino de Europa Press, con este título: «Aznar anuncia nuevo récord en la Seguridad Social en mayo y dice que PSOE e IU son un riesgo para las pensiones». Y como sumario: «Los portavoces radicales de la España negra que hablan de crisis económica tendrán una sorpresa morrocotuda en los próximos meses». Para alucinar. La nota, que podría sonrojar a cualquier periodista libre, daba cuenta del acto sectorial de José Mª Aznar con los mayores celebrado en la Casa de Campo, tras los altercados en su mitin de Oviedo. Aznar les dijo al millar y medio de mayores que los socialistas dejaron a la Seguridad Social en quiebra, y que la coalición Zapatero-Llamazares, lo que desde el paisaje azul llaman «Zapallares», supone un riesgo para sus pagas mensuales. Metió el miedo en el cuerpo a quienes ya sólo aspiran a no sufrir en la antesala del adiós. Negó Aznar cualquier atisbo de crisis económica nacional y se autoproclamó guardián de la llave que cierra a cal y canto la hucha de 7.400 millones de euros para garantizar las pensiones en el futuro. Y la gran cagada de la gaviota: Los portavoces radicales de la España negra» que cuestionan el futuro económico, se van a llevar «una sorpresa morrocotuda». Nadie ha resucitado después de muerto. Tampoco los fantasmas que agita Aznar. Además, ¿qué coño tiene que ver esa evangelización del voto con una campaña electoral municipal y autonómica?. La España negra que denuncia Aznar es blanca y luminosa para los que pretenden arrebatarle el poder. Lógico.

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