EN BLANCO
Urnas sorpresa
NO es posible dar la vuelta a los resultados de las encuestas electorales en escasas semanas, al menos cuando se trata de conclusiones derivadas de sondeos serios y solventes. Si se habla de cambios espectaculares en la opinión pública en cortos espacios de tiempo pueden ocurrir que las encuestas utilizadas carezcan del suficiente rigor para ser tenidas en consideración por unos analistas cada día más acostumbrados a las sorpresas de las urnas y a soportar las complicadísimas explicaciones de los sociólogos para argumentar que los sondeos no se equivocaban y que la responsabilidad de la equivocación corresponde a los votantes. Los resultados de las municipales y autonómicas del próximo día 25 tal vez provoque más de un sofoco tanto a los políticos del PP como a los del PSOE que pueden perder bastiones seguros y, consiguientemente, ganar las que parecían fortalezas inexpugnables de los adversarios, todo ello sin olvidar los específicos resultados de las municipales en el País Vasco, Cataluña y Galicia, que servirán de barómetro para que los políticos de los partidos de ámbito nacional comprueben si continuará siendo necesario o, al menos, conveniente prepararse para hablar lenguas vernáculas en la intimidad. En el caso del PP, de las urnas del 25 de mayo puede depender, además, en buena medida, la designación definitiva del sucesor de José María Aznar, con la posibilidad de que los tres vicesecretarios se vean superados por algún liderazgo incontenible que cuente con el reciente aval de las urnas.