Diario de León
Publicado por
J. F. Pérez Chencho
León

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El reloj no se detiene -tic-tac, tic-tac- y ya estamos a tres días de la sordera electoral. El viernes, a medianoche, se acaban los altavoces políticos, las promesas, la algarabía. El examen llegará un día después, el domingo 25-M. La nota la daremos nosotros, los votantes, y diremos quiénes han aprobado y quiénes tendrán que repetir. Los sociólogos y encuestadores anuncian que, por primera vez en los últimos diez años, la gaviota azul no es el ave ganadora. En el jardín de sus estudios ven crecer a la rosa. A la rosa roja, que está en todos los labios como signo de despedida y de encuentro. En León, tierra adentro, también vuelan las gaviotas y se cultivan los rosales. Son las dos fuerzas esenciales. Algunos suponen que el león rampante del leonesismo puede dar un zarpazo mortal. No es fácil. El rugido del león alcanzó su máximo eco hace cuatro años. No creo que, por muchos altavoces que le coloquen, pueda llegar su alarido más allá. De los demás, llámense Ciule, con su Dolores de peineta; Verdes, con un candidato que pregona tener los pies en la tierra, pero mantiene la cabeza en las nubes; con nostálgicos republicanos y falangistas; de los demás, seguro, nada de nada. Si acaso, asomará la presencia en el salón de plenos del Ayuntamiento una mujer: Ivette, candidata de IU, que confirma aquello de que no «hay gordo/a malo/a». Otras mujeres lo tienen seguro. No necesitarían esfuerzos titánicos como Ivette. Sin embargo, los dobla. Me refiero a Isabel Carrasco, candidata «number one» al Palacio de Fuensaldaña. En el mítin/fiesta azul del Polígono 10, le cantaban: «Eres pequeña, pero muy grande». No cerró la fiesta Mariano Rajoy, como voceé ayer desde este balcón: fue Juan José Lucas. El artículo lo remití al periódico antes de confirmarse la ausencia del vicepresidente. Y en ese mítin/fiesta, con las estrellas populares sobre el escenario, la que se llevó la palma fue Isabel Carrasco. La consejera de Economía en funciones, candidata a las Cortes de Castilla y León, se está dejando las vísceras en la campaña. No se multiplica porque no es una espora ni una seta, pero está siempre allí: o sea, donde puede obtener un voto. Personalmente creo que Isabel Carrasco sólo da la talla con un lápiz en la mano. En mis 33 años de ejercicio profesional es la única que me ha presentado una querella. Se la tragó, claro está. Bien, pues en el mitin/fiesta azul celebrado en el Polígono 10, fue la única original. Para erosionar al líder socialista Rodríguez Zapatero dijo: «Le llaman querubín, porque más que mítines parece que va a rodar una película de Hollywood y porque su mujer va detrás diciéndole que con esos ojos azules parece un ángel». Zapatero es un monógamo absoluto. Y eso quizá descorazona.

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