El centenario de don Enrique, el practicante Carteles electorales en Bembibre «UPL nos ha ofendido» Residencia de Carrizo

No sólo es de ser agradecidos y bien nacidos, los que recuerdan a personas que inventaron la penicilina, pintaron «Las Meninas», o escribieron «El Quijote». Hay otros seres humanos que pasaron por este mundo haciendo una labor más sencilla, sin inventar la pólvora, ni haber sido campeón del mundo de boxeo, fueron ciudadanos de a pie honrados, trabajadores, amantes de su familia y queridos por todos los que les rodearon por ser sus comtemporáneos cercanos. Este es el caso de don Enrique Alonso Peña, nacido en San Cristóbal de Entreviñas (Zamora), el 26 de mayo de 1903. Hijo de un practicante y barbero, como eran casi todos ellos en aquella época. Se traslada luego su familia al cercano pueblo de Santa Cristina de la Polvorosa, donde su padre ejerce su profesión. Aprueba con brillantez sus estudios de practicante en Salamanca y obtiene el mismo título que su padre. Luchador incansable, y consciente de que tienen que sacar adelante una familia de ocho miembros, en una época en la que todavía apenas se conocían las inyecciones, busca trabajos extras, con los que aumentar los ingresos,en los difíciles años de una postguerra, de escasez y malos recuerdos. Es un poco el «médico de cabecera» de las calles Padre Isla, 18 de Julio, Barrio de San Esteban y otros puntos cercanos y hasta lejanos de su domicilio. Jamás tuvo coche; pero cuando pudo, compró una bicicleta, con la que hizo más kilómetros que Bahamontes, asistiendo a domicilio a sus pacientes. Considerado por todos como una persona respetable y trabajadora. Aunque nunca se puso etiquetas, fue siempre para todo el mundo «Don Enrique, el practicante». De genio vivo, pero pacífico, murió como tenía que morir. Leyendo en la cama, sin causar molestias a nadie con importunas enfermedades, como las que había atendido él muchas veces. Ahora, al cumplirse el centenario de su nacimiento, aunque hayan pasado 38 años, de su muerte quiero hacerle este humilde homenaje en honor a él y su viuda Anita, que ha sabido recordarle siempre con amor en sus oraciones y que afortunadamente vive todavía con 95 años a sus espaldas. Manuel Alonso Pérez. Eloy Gundín García, José Manuel Gago Rodríguez e Ilicio Honorato Moreira Pinto, ambos mayores de edad, con domicilios en Bembibre -León-, con Documentos Nacionales de Identidad núms. 10.013.462-K y 10.014.379-H, 71.518.660-E respectivamente, ante el Diario de León, como mejor proceda en derecho, exponen: Que el ejemplar de este Diario publicado el pasado veinte de mayo en la sección de Teléfono del Lector, bajo el título «Carteles electorales», alguien que se hacía llamar Carlos García Blanco lesionó gravemente nuestra honorabilidad, imputándonos una serie de conductas que son radicalmente falsas, haciéndolo además a sabiendas de su falsedad, y con un único ánimo de injuriarnos y dañar nuestra imagen pública y privada. Ante este ultraje interesado a nuestro honor, quiero informarle que en el día de hoy hemos iniciado acciones judiciales contra la persona que directamente vertió dichas mentiras calumniosas, así como contra las demás personas o entidades que puedan resultar responsables. A medio del presente escrito, y, en base al derecho de rectificación que nos ampara, solicitamos que el presente escrito en su integridad, sea publicado en su Diario. Eloy Gundín y dos firmas más. Bembibre. Andrés Franco deja este mensaje: «Visité la residencia de tercera edad y he quedado gratamente sorprendido por el emplazamiento en un lugar rodeado de vegetación, tranquilidad, silencio y equipamientos de todo tipo: magníficas cocinas, comedores, salones de recreo y servicios sanitarios, sala de rehabilitación, consultorio, dormitorios, etcétera. Mi felicitación a la corporación».