ELRINCÓN
El «número dos»
LES salió tan bien el 11-S que quieren repetirlo. El monstruoso atentado fue una obra maestra del terrorismo y eso siempre origina discípulos. Ahora, el número dos de Al Qaeda, Al Zawahri, asegura que pronto «habrá noticias». Quizá no sea una buena estrategia esa de anunciar los ataques. Las amenazas no matan, aunque tengan muertos de miedo a los amenazados. Además, descartan el factor sorpresa. ¿Qué consigue este hombre, que siempre aparece sentado en el suelo, aunque esté en pie de guerra, con asustar al mundo? Quizá sólo eso: que vivan asustados todos los que aún no saben que el pánico es peor que aquello que se teme. En las fotografías difundidas por la televisión de Al Yasira aparece junto a Bin Laden y así como éste tiene pinta de califa convaleciente y nos hace pensar que quizá fuera igual Averroes, sobre todo un Averroes al que hubiese pintado el Greco en el túnel del tiempo, el tal Al Zawahri dista mucho de ofrecer los rasgos que se le atribuyen a un líder. Todo en él es vulgar, salvo el enorme turbante negro, como si llevara luto por sus ideas. Las noticias que se esperan no pueden ser otras que el derribo de algunas torres altas. A los jefes de Al Qaida no les gustan los rascacielos. No tienen mucho que ver con aquellos árabes que tenían el alma de nardo y entendían el idioma del agua y la música del zéjel y «el mármol circular de las columnas». No sé si seguirán adorando a los caballos y a los arrayanes, pero es estremecedor que su único proyecto vital sea sembrar la muerte. En la grabación de su mensaje, el número dos solicita a todos los militantes islámicos que intensifiquen la Guerra Santa contra Estados Unidos y sus aliados. Estamos en la lista, pero quizá hayan empezado por orden alfabético y por eso le ha tocado antes a Casablanca. Mal camino, si Alá no lo remedia. En Occidente la máxima preocupación es elevar el nivel de vida, pero de momento se ha elevado el nivel de alerta terrorista. Está en todo lo alto.