Diario de León
Publicado por
Máximo Soto Calvo, asociación Pro-Identidad Leonesa
León

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Recuerdos, temores y reflexiones desgranados entre una sencilla oración. ¡Al aire el pendón de la Sobarriba!. Su damasco, a Ella dedicado, con su flamear abre la marcha del cortejo romero y procesional, como es protocolario y preceptivo, marcándonos el camino una vez más. «Escucha Señora, Madre Doliente del Camino...» Tras la breve y aparente provisionalidad de su estancia en la Catedral, así sobre las andas, y éstas directamente en el suelo, la imagen de la Virgen del Camino, recientemente restaurada, con lo que ha perdido su pátina secular tan querida, enmarcada de siempre en su dosel de plata repujada, vuelve a recorrer, a hombros sobarribanos y de los fieles que a ello se aprestan, allende la capital, el camino hacia su santuario. Antaño lo hacía al lado de viñedos y campos de cultivo y hoy flanqueada la ruta por asfalto y naves comerciales, pero siempre entre cánticos y rezos. «...la voz de este Pueblo bajo tu amorosa protección...» Poniendo el corazón en ello los leoneses la retornan como patrona de la Región Leonesa. Mas, cómo no pensar, ya durante la propia marcha, que, si a nuestro León, autonómicamente constreñido, aunque no vencido, se le está tratando de ocultar -por emplear un verbo aparentemente suave- su inalienable derecho regional: Región Leonesa, Pueblo Leonés, no será de pura lógica preguntarse: ¿A Nuestra Señora del Camino no se la estará escamoteando, por tanto, el título otorgado en la Coronación del año 1930: Patrona de la Región Leonesa?. Por obvio parece irrefutable. ¿Acaso hay respuesta política o eclesial para esto?, se pregunta el pueblo. «...que acude a Tí, patrona de la Región Leonesa...» La corona, hermosa y sugerente joya, fruto de una cuestación popular entre nuestros antecesores, ceñida en las sienes de nuestra Madre del Camino por el Cardenal Segura, llevaba implícito el patronazgo de un territorio. La moderna anexión de León, si se quiere como último reducto de la región del mismo nombre, a Castilla, por imperativo político, rompe dolorosamente ése vínculo en lo puramente terrenal, tan sólo la espiritualidad del Pueblo Leonés, o el profundo respeto que a sus tradiciones atesora, permiten, por el momento y en cierta manera, que el título no se extinga. «...a contarte sus penas autonómicas...» Pero, ¿hasta cuándo?. Pues si ahora nuestros políticos toleran que la región leonesa sea el «oeste de la comunidad», no parece aventurado pensar que no les importaría cambiar el título a la Virgen del Camino, por el de ése emplazamiento cardinal, todo un taimado eufemismo derogatorio regional. «...penas que lejos de decaer se agravan con el tiempo...» Hemos citado inicialmente, por derecho propio, a la Sobarriba, pues no en balde su Hermandad «ha hecho camino al andar», marcándonos a todos un sendero de amor hacia la Virgen del Camino, con su ofrenda anual de cera, una vez que se hubo finalizado la construcción de la primera ermita, a la que aportaron trabajos sin cuento, allá donde Alvar Simón «puso la primera piedra» en 1505, a petición de la Señora. «...llenando de incertidumbre lo que debió ser un sedero de esperanza...» En octubre de 1980, último traslado del pasado siglo, cincuentenario de la canónica coronación, la imagen de la Virgen con su baldaquín de plata, una vez recibida en San Marcos por el Ayuntamiento, fue colocada por primera vez sobre unas grandes andas que permitían a un número mayor de braceros ser los portadores. Se trataba de dar al cortejo un ritmo y cadencia mecedora del «paso», así conformado, como si de un desfile de Semana Santa se tratara, evidentemente más vistoso, pero rompiendo la sencilla marcha andante romera. «...por ello te pedimos, Virgen y Madre nuestra...» Como ese ritual se ha repetido en la presente ocasión, nos gustaría saber si los políticos de la capital que ponían sus hombros en los primeros puestos de las andas, notaban de manera especial el peso de la Virgen del Camino; tal y como legendariamente les ocurrió a los sobarribanos con el que el santo Isidoro imprimió puntualmente a sus restos, cuando eran transportados en rogativa allá por el año 1148. «...que ilumines nuestro camino, para que...» Los munícipes acostumbrados «al peso de la púrpura», y, en orden a su status, tal vez prefieran, con un nuevo título para la Virgen del Camino, tal como regidora perpetua del Ayuntamiento de León, encubrir el de patrona de la Región Leonesa, discordante con las intenciones del ente. Y, en cambio, los portadores del Santo eran sencillos agricultores y hubieron de tener un arreglo anual en cera. «...llevados por el natural y sincero deseo de seguir identificándonos como leoneses...» Si no hay necesidad imperiosa antes, el 2030, centenario de la coronación, suponemos, será el próximo traslado de la Virgen delcamino. Espiritualmente seguirá siendo Reina y Madre del pueblo leonés, pero, en orden temporal, ¿será también Patrona de la Región Leonesa?. Y los leoneses, sus hijos, ¿el Pueblo Leonés?. «...podamos continuar rezándote como Pueblo y como Región...».

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