Al borde de la crisis militar

ERA DE NOCHE. Y domingo. Habían pasado los telediarios, que en el fin de semana no tienen edición de madrugada. Los periódicos daban por cerrada la edición, un día que sólo había tenido que esperar el empate de la Real Sociedad. Así ocurrió que algunas ediciones no alcanzaron a publicar la noticia de que Trillo suspendía los contratos de alquiler de aviones para transporte militar. La explicación tuvo que esperar hasta ayer, cuando el ministro dijo que era una suspensión «cautelar». ¿Por qué tanta urgencia en comunicar la decisión? ¿Por qué se adoptó con nocturnidad, en una reunión en Moncloa, como si se tratara de un acuerdo de gabinete de crisis? Pues sencillamente por eso: porque hubo crisis. Un grupo de militares habían decidido no viajar en uno de esos aviones de la muerte. Y, cuando un militar desobedece en grupo una orden superior, está cometiendo uno de los delitos más graves que contemplan los códigos. Pero ni eso les calmó: «Prefiero, dijo alguien, ser arrestado a jugar con mi vida». Esa fue la «papeleta» que se le presentó al Ministro de Defensa: o afrontaba un episodio de desobediencia, o buscaba otra solución. Y la solución fue anular los contratos con la agencia de la OTAN. Acudir a la vía de la disciplina pura y dura hubiera supuesto un movimiento de solidaridad en las salas de bandera que supondría la quiebra formal de la paz de los cuarteles. Trillo, por tanto, actuó con prudencia civil. Y digo «civil», porque no es seguro que un militar profesional tuviera la misma calma ante un caso de anuncio de desobediencia. Ahora bien: esto aplaza un problema, pero lo cierto es que no lo resuelve. Durante los últimos días hemos visto publicadas denuncias y quejas sobre el mal estado de esos aviones. Sin embargo, el ministro y el Jefe del Estado Mayor del Ejército aseguran que no han recibido ninguna. ¿Dónde se han quedado? En algún lugar de la cadena de mando. Si el señor Trillo quiere evitar que le sigan pidiendo la dimisión, tiene que aclarar esto. Alguien se ha quedado con la información, Alguien, por tanto, tiene alguna responsabilidad.