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Publicado por
J.F. PÉREZ CHENCHO
León

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DESDE este balcón he voceado, el respeto a los pactos postelectorales, pero aún más a la voluntad de los votantes. Los primeros, incluidos los «antinatura», son legales. La otra alternativa, además de legítima, es ética. El mandato de las urnas, inicialmente, debe ser sagrado. Son los ciudadanos/as los que determinan cómo quieren ser gobernados. Y si han decidido que una formación política gobierne en minoría, que lo haga. Es el caso del Ayuntamiento de León. Lo mismo han dicho los electores de Astorga, de La Bañeza y de Cistierna. En la capital ganó el PP, y en los tres ayuntamienmtos citados el PSOE obtuvo mayoría relativa. En la «Asturica Augusta» del poeta romano Tulio Máximo, que escribía bellos exámetros en piedra sobre los cervatillos, de Leopoldo Panero besando la nieve inasible del Teleno, o de Alonso Ares en la modernidad, los socialistas perdieron la mayoría absoluta, pero mantienen una supremacía notable. El resultado de las urnas, sospecho, fue decepcionante para Juan José Alonso Perandones, el gran «Caesar» de los últimos años. Un agnóstico con fe encubierta anatemizó: «A Juanjo ya no le protege el ex-obispo Briva Miravent. Fue la niña de sus ojos». Perandones, tras conocer los resultados, hizo unas declaraciones poco afortunadas. Como si estuviera despechado. Astorga le dio mayorías absolutas y ahora le pide que gobierne en minoría. Mandan los ciudadanos. Igual ha pasado en La Bañeza, ciudad en la que se escenificó un permanente sainete político durante la legislatura que va a morir el próximo día 14. No fue un drama interpretado en el Gólgota, como escribió un buen amigo. Fue una obra escénica propia de Alfonso Paso o de Miguel Mihura. Los bañezanos tomaron nota, como Juncal, y votaron al más serio y consecuente en la representación: José Miguel Palazuelo. Quedó a tiro de piedra de la mayoría absoluta. Lo mismo que en Cistierna, a ambos les faltó un concejal para entrar en el paraíso del poder municipal. Los dos -Palazuelo en La Bañeza y Sen en Cistierna- deberían ser corregidores el día 14. Después, a lo largo de la legislatura, ya se verá si procede el revolcón o no. En cualquier caso, las excepciones, que se darán, deben estar justificadísimas. El triunfo del PP en Valencia de Don Juan no admite réplica. Igual que los del PSOE en Sahagún y Valderas. También el de Jesús Esteban en Bembibre, quinto ayuntamiento de la provincia. Los problemas de «Susi» son postelectorales, lo mismo que los de las ejecutivas de los partidos mayoritarios. Existen ambiciones y problemas más destructivos que justificados. La dinámica caciquil y el reparto del poder parece más importante que los méritos y capacidades. Los dos partidos tienen una alta responsabilidad: evitar los cambalaches al margen de su obligación al servicio de los ayuntamientos y de la provincia. Cuando conozcamos a qué cargos electos les conceden el terciopelo de los Guzmanes, sabremos si realmente primó el interés de la provincia o se volvió a las andadas. Las excusas de tocar poder me suenan a mambo sin bailarina.

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