Diario de León

SOMOS LEGIÓN

Eran otros tiempos

Publicado por
VICENTE PUEYO
León

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EL MISMO día en el que se aventaban las cenizas de Félix Gordón Ordás entre los pinos de su León inasequible, dos diputados socialistas electos por la Comunidad de Madrid decidían ausentarse en el momento crucial de la votación y ponían en bandeja la presidencia de la Asamblea al Partido Popular. Eduardo Tamayo, uno de los protagonistas del drama-sainete del que sólo se ha representado el primer capítulo, asegura circunspecto que él no es ningún traidor ni mucho menos un tránsfuga. O sea que no es justo lo que les está llamando todo el mundo a él y a su compinche de escandalera, Maite Sáez, quien, por cierto, parece aquejada de una enfermedad todavía no catalogada: invisibilidad por estrés. En la época de Gordón Ordás, esa especie de escrúpulos morales que alegan los prófugos de la disciplina para justificar su actitud, quizá hubieran sido tenidos más en cuenta. Eran sin duda otros tiempos en los que la rectitud moral y la ejemplaridad de comportamiento no eran moneda falsa sino reto cotidiano y pedigrí. Por eso se escuchaba con respeto al veterinario y político leonés cuando decía frases rotundas que eran como columnas donde se asentaba su posición en el mundo: «Ser uno mismo y no otro (y no digamos cuando se es varias veces distinto para no desentonar) es el único medio eficaz de conseguir que la compañía de uno consigo mismo no sea desagradable». Ahora, contemplando el panorama de nuestro variopinto universo político, esa expresión cabal de las más profundas convicciones suena a música gregoriana. Los evadidos del redil socialista intentan que se entiendan sus razones, fundadas, aseguran, en su profundo desacuerdo con el contenido de los acuerdos alcanzados con los socios coyunturales de IU. O sea, parece querer situarse lo ético por encima de lo político. Y claro, nadie les cree; primero porque todo huele fatal y segundo porque esos valores hace tiempo que han prescrito. Más que osadía, lo suyo es temeridad y, probablemente, mucho morro. Estos son tiempos de disciplina y de matemática parlamentaria; es otro tipo de honradez el que ahora se lleva. Es mucho más importante para la supervivencia y para el normal desarrollo del juego político ser obediente que plenamente consecuente consigo mismo. Los partidos dan por hecho que de esto último ya no se encuentra por eso quienes pretenden vender que sus acciones están presididas por con la enseña de la ética están fuera de la realidad, fuera del tiempo. No hay quien les crea, claro.

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