Diario de León

TRIBUNA

Utilidad y beneficios del voto

Publicado por
EDUARDO GUTIÉRREZ SUÁREZ
León

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APENAS finalizado el recuento de votos y sellados los resultados electorales, comienza la especulación real, pura y dura que evidencia como siempre cuál es el verdadero alcance de la democracia, el pastel a repartirse y los verdaderos parámetros e intereses en que se mueve el personal electo, como siempre muy por encima de las creencias, deseos y sensibilidad de los electores, los eternos defraudados. Pudiendo concluir que los discursos, predicamentos, caras de santones y buenos chicos que no rompen un plato, -pues no se trata de romper la baraja o destruir el pesebre sino de dejarlo vacío, para volver a llenarlo a costa del contribuyente-, era todo un juego de cara a la galería y parte de la demagogia y estrategias de tecnócratas o manuales del márketing de masas, que dirigen las campañas electorales a la inutilidad de algunos partidos políticos. Todo sin el menor pudor a que «la bella señora», la democracia, cada legislatura le arranquen todos sus teóricos atributos y quede pringada de codicias, vanidades y cochinadas diversas. Para nuevas elecciones nuevo lavado de imagen, una buena dosis de alucinógenos de masas, artificios y química televisiva, fotos en la prensa, discursos, predicadores, catecismos diversos y la docilidad de las masas. «Los ciudadanos», a cumplir con los deseos de la demagogia, la política de pesebre y los cheques en blanco, a votar e implicarse, perdiendo con ello la fuerza moral para la protesta y el ejercicio de la razón. Una trampa y una mentira bien tejida. Por si fuese poco, lo capcioso de las listas cerradas que afianza y fortalece, por lo general, la torpeza y la ambición que se atrinchera en las camarillas y grupitos de algunos partidos; a pesar de que la demanda ciudadana de listas abiertas cada día es un hecho y seguramente el remedio más cercano para una mayor limpieza «democrática» para el contribuyente. Pues bien la especulación y la crudeza de ambiciones, se evidencia en León por la falta de respeto a las mayorías obtenidas, como claro exponente de la condición de quienes no les importa convertir los dineros públicos en pesebres de gorrinos. En el Ayuntamiento de León, el grupo socialista se empeña en pretender el gobierno municipal aún a pesar de perder las elecciones frente a los populares por la diferencia suficiente como para cerrar el pico y admitir la derrota. Pero ya sabemos que no hay peor cosa que ser cuña de la misma madera. Ya no se habla ni de parados, ni de empleo, ni de viviendas, ni del paso a nivel del crucero, ni de Escuela de Pilotos, ni de guerra ni de paz, ni de partidas presupuestarias, ni del ingenio electoralista de los imposibles como llenar los polígonos industriales de centros de trabajo y producción...; eso era antes de votar el rebaño, ahora sólo se habla de la realidad del juego, la guerra fría, las navajas afiladas, el control de Caja España, la Gestión de los Armi, los dineros de Cuatro Valles, los grandes negocios municipales las recalificaciones de terrenos de alguna pedanía.... y sobre todo de la compra-venta de todo aquel tenga una parcela de poder, aunque sea pequeña, pero que pueda frenar o dificultar el fluido de tanta fuente de billetaje de curso legal. Sobre todo para los torpes y avariciosos que suelen abundar en las «listas cerradas y a martillazos» de algunos partidos. Los socialistas, que nunca las habían visto más gordas en nuestro ayuntamiento, recibieron indirectamente el empujoncito del efecto Zapatero, quien no pudo hacer más por ellos dado su escasa capacidad para la contienda y negativos atributos e imagen, pero les cuesta trabajo despertar de este alegrón tan inesperado y reconocer que a pesar de su «ídolo», los leoneses sólo les dieron derecho a ser concejales de la oposición, es decir a cobrar un dinero inmerecido, por no hacer nada. Para ello, no cejan en el empeño de convertir la democracia en un mercado poco legítimo, repleto indignidades deshonrosas, propias de cabezas insensibles y ciegas, descabelladas y ambiciosas. La Unión del Pueblo Leonés, la gran derrotada del efecto Zapatero, que no de la vulgaridad de la lista socialista candidata a la oposición, no parece dispuesta a asimilar su derrota, a pesar de haber perdido más de tres mil votos en la capital con relación a la lista presentada por los leonesistas a la comunidad autónoma, y parece enfrascada en las tentaciones de poder que le brindan los lacayos de Zapatero, incluido a lo ya reseñado un puesto de garantía en la parrilla de salida para ser elegido diputado nacional, a cambio de humillar y destruir las aspiraciones de los electores de la UPL. Es de esperar en honor a la limpieza y honradez política, y a la lúcida cabeza de su número uno, que hasta el momento se ha hecho eco a este calificativo, no le cieguen las triquiñuelas socialistas y deje a buen recaudo el pabellón de los leoneses de verdad. La elecciones las ha ganado nuestro alcalde el señor Amilivia, le pese a quien le pese, y solamente su formación política debe decidir si necesita pactos y con quién, y no por el contrario convertir las instituciones y sus órganos de dirección en un mercadillo de truhanes y reparto de pastos y praderas, con ganadería incluida como pretenden la vehemencia y ambiciones socialistas.

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