Madrid, en la fase maloliente

LA CRISIS de Madrid ya no es una historia política. Es el culebrón del verano. Ahora ha entrado en la fase de los nervios, donde los grandes partidos se defienden a querellazo limpio. El Partido Socialista anuncia sus querellas contra los perversos que le han metido en el lío, y el Partido Popular llevará al juzgado a quienes se atreven a dudar de su honorabilidad. Se ha abusado tanto en este país del recurso a los tribunales, que ha dejado de ser garantía de razón. Más bien parece una forma de iniciativa informativa para que el adversario mida realmente sus palabras y todos nos imaginemos que la palabra corrupción no cabe en sus filas. Más intrigante parece el «enmierde» que está saliendo por debajo. A medida que la prensa hurga en el episodio, surgen pactos internos con la Dirección del Partido Socialista, que debieran haber dado poder urbanístico al sector ahora perseguido de los «balbases». Como no se han cumplido, se produjo la rebelión. Por ahí se busca hacer de la dirección del Partido Socialista la única responsable del suceso. Pero, por el otro lado, aparece un constructor que ha negociado con el PP el cambio de un alcalde o que, después de haber hablado con Tamayo, se presenta en la sede del Partido Popular. Da la impresión de que se tapa la basura con mucha más basura. Y así, en el estercolero general, todos aparecen pringados. Estamos, como se ve, en la fase maloliente de la crisis. Lo más llamativo es que los supuestos nuevos escándalos afectan a municipios pequeños, aunque sean de pujanza urbanística, y están protagonizados por constructores y políticos de segundo y tercer nivel. Pero con un resultado: el sector inmobiliario demuestra más poder que las urnas. Tiene una enorme capacidad de convicción de la clase política. Y muchos tenemos que preguntar, incluso con el riesgo de que nos caiga una querella criminal: si esto ocurre en un nivel menor de las influencias, ¿qué estará pasando en las grandes ciudades? ¿A qué alturas puede llegar el trapicheo? ¿Cuántos alcaldes y concejales de urbanismo tiene en este país el influyente partido del «marxismo-lladrillismo»?