Diario de León

NUBES Y CLAROS

La obsequiosa modernidad

Publicado por
MARÍA JESÚS MUÑIZ
León

Creado:

Actualizado:

TIENE la ventaja de que no te equivocas. Pero también el inconveniente de que nunca aciertas. Desaparece la ilusión y la magia, y todo se transforma en puro mercantilismo. En pensar si acaso en uno mismo, pero desde luego no en los demás. Se pierde por completo la esencia y la bondad de los sentimientos que le dieron origen. Que hasta el momento no entienda usted nada de lo que escribo no quiere decir que esté hablando de los arreglopactos o de la situación política. En realidad, lo que me apena hoy, ¡ay!, es la proliferación de esas tarjetas de crédito a modo de regalo. «Cariño, te he comprado lo que quieras», y te entregan una tarjetilla de entidad bancaria o centro comercial, cargada con una cantidad de dinero que el obsequiador calcula ajustada para celebrar el suceso en cuestión. Luego tú vas a la tienda y te sorprendes a tí misma con aquello que tanto deseabas, le pones un lazo, te lo llevas a casa, lo desenvuelves con gran emoción y exclamas: «¡Cómo sabías que era esto lo que quería! ¡Qué sorpresa! ¡Qué gran acierto!». En su principal ventaja está su más grande inconveniente. Regalar un dinerillo, aunque sea en moderno formato tarjetil en lugar del tradicional sobre, te evita tener que pensar qué quieren los otros, cuáles son sus gustos, ponerte en su lugar, patearte los comercios en busca de eso exactamente, y no otra cosa. Te priva de la impagable expresión de expectación y felicidad de aquellos a quien quieres, pero te evita tener que perder tiempo. ¡Ah, el tiempo! Un bien tan escaso. Por eso emplearlo en pensar en los demás y en buscar cómo complacer a alguien a quien se aprecia es quizá el más grande de los presentes que se pueden ofrecer. Aunque en estas épocas de «hágalo todo más fácil» no lo parezca, el detalle sí es lo importante. Regalar así es un acto tan generoso como egoista. Porque dar, sobre todo para el que da, es el mejor regalo.

tracking