Resistencia británica

EL GOBIERNO de Blair ha vuelto a poner de manifiesto su preferencia por la libra respecto al euro, aunque mantiene la promesa de un referéndum, que tal vez se celebraría el año próximo. Los resultados de tal consulta, en el caso de ser fiables las encuestas, revelarían que en el momento actual dos de cada tres ciudadanos del Reino Unido rechazan la incorporación a la moneda única europea. Da la impresión de que a los ingleses les trae sin cuidado 'perder el tren' europeo. Por el momento, a ellos no les ha ido mal con el mantenimiento de la libra, mientras que a los alemanes, por ejemplo, les ha ido peor, aunque tal vez si se hubiesen quedado con sus antiguos marcos, en lugar de liderar el euro, el resultado habría sido idéntico. A otros países les va bastante peor: la próxima incorporación de más y más países relativamente pobres a la Unión Europea, y también al euro, aleja más las posibilidades de la desaparición de la libra esterlina y de su sustitución por el euro, lo que puede llevar a la conclusión de que, en el futuro, la opinión de los británicos respecto a la divisa común se mantenga, por lo menos, en su actual nivel. A lo mejor, los ingleses se deciden a cambiar el chip monetario dentro de treinta años, que es el plazo que se han dado para comenzar a pensar algo respecto a Gibraltar. De momento, no al euro y no a Gibraltar, de paso. Los ingleses son europeos, pero a su aire y Blair es amigo de Aznar, pero también a su manera, porque, después de marear la perdiz, resulta que no habrá soberanía compartida en Gibraltar ni nada de nada ya que, según han explicado, Gibraltar es para el Gobierno británico lo que Ceuta y Melilla son para el Gobierno español.