TRIBUNA
El desgobierno del PP
FRENTE a la alegría y regocijo del PP y sus fans por una derrota más dulce de la esperada, muchos ciudadanos nos preguntamos como es posible, después de la cadena de despropósitos que ha llevado (y sigue llevando) a cabo el gobierno de Aznar, haya obtenido tantos votos. Dicen los expertos que la tendencia del voto cambia lentamente. Sin embargo, yo creo que hay dos factores que han impedido una derrota más abrumadora. Por un lado está la enorme masa social de los populares, que no se paran en barras a la hora de ir a votar en tropel a su líder, sin importarles lo mal que lo haya hecho. En este sentido, parece que los votantes de izquierda ejercemos nuestra voluntad en las urnas de una manera más responsable, esto es, no tenemos problemas en no votar a nuestro partido político si consideramos no lo merece. El otro factor, más determinante, es la peculiar forma de gobernar que tiene nuestro querido presidente, consistente más o menos en descalificar al oponente con sentencias muy simples pero de gran calado social y, por supuesto, en negar la evidencia, veamos: ante la crisis del chapapote han actuado de maravilla; su postura ante la guerra de Irak era debido a que ese sátrapa de Sadam Huseín poseía armas de destrucción masiva (hoy se confirma que no existían) y para situar a España en la primera división mundial (a mí no me gusta el G-8 pero se supone que ahí están los ocho países más importantes del mundo); en el caso Gescartera, con tres o cuatro desmentidos y la creación de una Comisión de Investigación (si usted quiere que algo no se aclare nunca, amigo mío, cree una Comisión de Investigación, ¿alguien conoce mejor forma de que se olvide todo?) se dio carpetazo al asunto; sobre la reforma universitaria y los rechazos que produjo en el sector educativo, la explicación fue que los estudiantes somos unos botarates que no nos enteramos de nada (curioso razonamiento del presidente que dijo estábamos ante la generación mejor preparada de la historia). Y así sucesivamente. Esta forma de gobernar no sé a ustedes pero a mí me da una grima tremenda, además, tengo la impresión de que a esa gente usted y yo le importamos muy poco y que sólo les servimos una vez cada cuatro años para darles nuestro voto y después a callar que para eso les hemos votado. La situación a escala local y regional no parece mucho mejor, sin ir más lejos, León, con su paro, su despoblación y la soberbia de un alcalde que conocemos su existencia porque sale en los periódicos, se ha convertido en un penoso ejemplo de la forma de gobernar del PP. Lo que me resulta más chocante del asunto es la respuesta de la señora o señorita Isabel Carrasco (esa mujer que se pasó toda la campaña descalificando y gritando, sobre todo gritando) ante los resultados electorales, los leoneses no saben lo que quieren ni a quién votan, bueno no todos, sólo los que no votaron al PP, parece querer decirnos. Por esas mismas aguas se mueve el inefable Rodríguez de Francisco. Para este hombre se equivoca todo el mundo, los medios de comunicación, los electores... todos menos él. Esta especie de iluminado, representante de un partido regionalista patético que promulga un país leonés que nadie sabe dónde empieza y dónde acaba y cuyo mayor mérito es haber estado en el Ayuntamiento como concejal desde 1.979 (si no me equivoco), ha perdido una gran cuota de poder, lo cual me alegra y no porque no sea partidario del multipartidismo sino porque creo que el patriotismo en cualquiera de sus formas (ya sea regionalismo, ya sea nacionalismo) es una pesadez identitaria de esas que no le dejan a uno ni pensar, ni vivir, ni hacer nada en tranquilidad. Y parece que muchos ciudadanos se han dado cuenta de ello. En muchos lugares de nuestra provincia vamos a vivir nuevos gobiernos de izquierda. Así, por ejemplo, tenemos a Nicanor Sen en Cistierna, una de las sorpresas de estas elecciones y, en mi opinión, una persona cercana y capaz de aportar imaginación y algo distinto. Claro, si le dejan gobernar, ya que parece ser que PP y UPL merced a una pacto que daría la alcaldía a la lista menos votada, la UPL, pretenden arrebatar la intendencia al candidato que por poco más de una decena de votos no obtuvo la ansiada mayoría absoluta. Sen, por su parte, ha manifestado que prefiere la dignidad de la oposición a acceder a la alcaldía a cualquier precio y traicionar de esa forma a sus electores. Un ejemplo de honestidad política. Estos municipios y comunidades donde va a gobernar la izquierda será una prueba de fuego para las generales y para que comprobemos muchos votantes como usted y como yo si es verdad que esa «otra forma de gobernar» existe. Yo, mientras tanto, esperaré pacientemente la ocasión de volver a votar en las, ya no tan lejanas, elecciones generales y librarme del heredero de Aznar, sea quien sea. Sí, ya sé que Zapatero nos ofrece un nuevo socialismo blando y fofo que parece no convencer a muchos, pero ante una IU imbécil y senil por describir su actividad de alguna forma y una derecha representada por un PP carente de escrúpulos, cada vez más retrógado y carcamal en todo, el socialismo de Zapatero parece la mejor opción de todas, ¿no creen?.