Diario de León

EN EL FILO

Cuatro días de junio

Publicado por
FEDERICO ABASCAL
León

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EN CUATRO días de junio, del viernes 27 al lunes 30, van a desencadenarse en Madrid dos batallas políticas de gran alcance. La primera, en la Asamblea madrileña, con motivo del debate de investidura del socialista Simancas; la segunda, en el Congreso de los Diputados, durante el debate sobre el estado de la nación. No se espera que ese doble enfrentamiento del PP contra el PSOE, y viceversa, aclare ni la supuesta trama político/inmobiliaria que ha bloqueado el funcionamiento institucional de la Asamblea ni que se llegue en el Congreso a un diagnóstico fiable sobre la salud del país. Las dos batallas parlamentarias serían la confrontación preliminar de las elecciones generales del 2004. Aznar llega al debate sobre el estado de la nación con pilas recargadas, con un poder energético muy superior al de hace un año. Zapatero, por el contrario, vive las horas posiblemente más bajas de su mandato al frente del PSOE, y se juega en el debate su condición de alternativa de Gobierno. En medios cercanos al PP no niega nadie que Aznar va a desplegar una estrategia dialéctica demoledora con la intención de que Zapatero salga del Congreso en angarillas y con la derrota socialista en las próximas generales prendida en su rostro. Si en el Congreso se vaticina una victoria dialéctica de Aznar, aunque no sea por fuera de combate de su adversario, en la Asamblea de Madrid se apuesta por un enderezamiento de la curvada figura de Simancas, por el mero hecho de haber intentado reconducir el cruce de querellas, acusaciones e insinuaciones al terreno parlamentario, es decir, político. A Simancas se le reconoce, por otra parte, una argumentación más coherente que la de su adversaria «popular» Esperanza Aguirre. Pero la gran batalla va a desarrollarse en el Congreso. Aznar pretende que, al nombrar sucesor, vea su partido que ya tiene ganadas las elecciones del 2004, y de ahí que vaya a intentar la demolición de su principal contrincante. Un Zapatero con su futuro político gravemente dañado permitiría soñar al PP con una nueva victoria por mayoría absoluta. Algunos observadores del nacionalismo catalán ya la habrían anticipado desde una clarividencia más bien temerosa y en cierto modo imaginaria. Teme CiU la coincidencia en el tiempo de las elecciones autonómicas en Madrid y Cataluña, con un PP recrecido por las tribulaciones del PSOE, y Aznar liberando los agravios que le han inflingido los socialistas

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