Diario de León
Publicado por
JAVIER TOMÉ
León

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CHIQUITO pero matón. Así es Thomas O¿Brien, ese obispín de la ciudad estadounidense de Phoenix que está dando todo un recital de estilo católico. Por su cargo y por sus presuntas convicciones personales debería ser el primero en saber que Dios nunca juega a los dados, pero ahí le tenemos hospitalizado y pasando un disgusto que le ha quitado hasta la celulitis. Hace menos de un mes había llegado a un acuerdo con las autoridades judiciales norteamericanas, evitando de este modo el ser incriminado penalmente por su responsabilidad en el encubrimiento de unos cuantos curas pederastas que tenía en su diócesis. Porque don Cacho Pan llevaba mucho tiempo, bastantes años, conociendo y amparando los abusos sexuales cometidos por algunos de sus subordinados, quienes extremaban lamentablemente la recomendación bíblica de acercarse en todo lo posible a los niños y las niñas. Viviendo al pie de la letra la filosofía de seguir adelante con los faroles, O¿Brien cogió el coche y se dispuso a dar una vuelta para celebrar su anticipada amnistía. Pero tuvo la mala fortuna de atropellar a un peatón incontrolado y, dando ejemplo práctico de la caridad cristiana que siempre ha predicado desde el púlpito, le dejó tirado en la carretera y escapó a la velocidad del rayo. Horas más tarde la policía echaba el guante a este hombre que es auténtica polvorilla incendiaria envuelta en un traje pontifical, teniendo que ingresarle en un hospital porque, del susto, se le aceleraron los pulsos. El año 2003 esta siendo tan negro para el padre O¿Brien que hasta Viernes Santo le ha caído en sábado.

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