Diario de León

EL BALCÓN DEL PUEBLO

Vuelos bajos

Publicado por
J.F. PÉREZ CHENCHO
León

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PRIMERA E INTENSA sesión de debate en el Congreso de los Diputados sobre el estado de la nación. Sería una gratuidad afirmar que José María Aznar estuvo monocorde, aburrido y sin originalidad en su exposición. Es lo de siempre: primero duerme hasta a las ovejas y luego se crece como un pequeño gigante. O que José Luis Rodríguez Zapatero se fajó en el combate dejando en la bocamanga los cartuchos más demoledores. La pelota está en el tejado. Cuando concluya hoy el debate será el momento de hacer el análisis. Los gurús de las mediciones -subjetividad absoluta- dirán quién se llevó el gato al agua en el último plenario de política general con Aznar de estrella. Hoy se cerrará la disensión en el Congreso de los Diputados y comenzará el pleno de investidura de Juan Vicente Herrera como presidente de la Junta de Castilla y León en el Palacio de Fuensaldaña. Es candidato único. Los desencuentros de Ángel Villalba o de Joaquín Otero serán trestimoniales. Alta política en estado puro, a cuyo servicio pondré la pluma a trabajar en los próximos artículos. Hoy, no. Hoy mi vuelo es más bajo, como el de las abutardas, pero igualmente importante. Hace un par de días, José Ramón Tuero, corregidor de Mansilla de las Mulas, al que las mañas de Caín han despojado de sueldo, voceó su opinión sobre las discrepancias de quién puede ser diputado provincial por su partido. Sus reflexiones valen también para el PP, cuya crisis es aguda por esta cuestión. Y para el Consejo Comarcal de El Bierzo. Tuero propuso algo tan sencillo y elemental como esto: que sean los concejales de cada partido judicial los que digan quiénes deben sentarse en el Palacio de los Guzmanes. Pidió que se cumpla la ley. ¿Y qué dice la ley?. Que los concejales elijan a sus representantes en la Diputación Provincial. ¿Acaso los ediles son menores de edad? ¿Por qué van a votar a aquellos que decidan sus partidos?. O lo que es lo mismo: a los que digan Isabel Carrasco y sus mariachis o Pepe Giménez y los suyos. Equivale a darle a los concejales una papeleta a la entrada en las urnas, como a las monjitas que sólo saben de rezos, y a los ancianos sin más horizonte que la nada. Mi pregunta es demoledora: ¿Quién tiene miedo a la democracia? Dado que esta elección es indirecta, que voten los ediles y se acabarán los conflictos. Me resulta cuando menos sospechoso -huele a pasteleo- que las direcciones del partido conservador y del socialista, 48 horas después, no se hayan hecho eco de la propuesta de José Ramón Tuero. Con callar y meter la cabeza debajo del ala no desaparece el problema. Aquí hay dos soluciones: la democrática o la antidemocrática. Todo lo demás son paños calientes. La petición de Tuero está en sintonía con la demanda de José Luis Rodríguez Zapatero de listas abiertas, ayer mismo sostenida en el debate sobre el estado de la nación. A ver si resulta ahora que el mejor intérprete orgánico de Rodríguez Zapatero en León es José Ramón Tuero, mientras la Ejecutiva y su secretario general, Miguel Martínez, no se dan por aludidos. El colmo.

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