Terapia política de grupo

PREGUNTA DE CIERRE: ¿Ha sido un trámite parlamentario o una sesión de terapia política de grupo? Este debate sobre el estado de la nación ha aclarado suficientemente que la economía funciona, con brillo en el tablero macroeconómico, pero sin la orientación más correcta, según advierten varios expertos, en los que el socialista Rodríguez Zapatero ha apoyado sus críticas. Lo que mejor parece funcionar en el país es el PP, una piña en torno a su presidente, que lo es también del Gobierno, lo cual desdibuja en cierto modo la imagen de la oposición, con el PSOE atribulado. Debe añadirse que en el debate, como en la terapia de grupo, se han liberado muchos rencores por agravios recibidos. ¿Y ahora qué? Ni el Prestige , ni el casi olvidado decretazo, con la subsiguiente huelga general, ni Gescartera, ni las penosas vicisitudes en el trayecto del AVE Madrid/Zaragoza, sin fecha aún para su llegada a Barcelona, ni siquiera el patrocinio español a la guerra contra Irak, que volcó a un amplio sector de la sociedad a las calles, parecen haber debilitado al presidente del Gobierno, como si el país hubiera pasado esas páginas, para detenerse en la actualidad lamentable del escándalo en Madrid, por la fuga de dos diputados socialistas. A las consecuencias políticas de ese escándalo en el PSOE se aferraba ayer el vicepresidente Rato para subrayar la supuesta «debilidad del liderazgo» de Zapatero y su «falta de alternativa», que no son buenos ingredientes para pedir la confianza de los ciudadanos>. Es la tesis de Aznar: el líder socialista carece de equipo, proyecto e ideas. Pero el escándalo, por bloqueo institucional, en la Asamblea de Madrid salpica ya al PP, y el nuevo alcalde madrileño, Ruiz-Gallardón, que simultanea ese cargo con la presidencia circunstancial del Gobierno de la Comunidad, enturbiaba algo más la situación popular al reconocer que le habían llegado noticias sobre la inquietud en la Federación Socialista Madrileña dos días antes de producirse la defección de Tamayo, de cuya actitud de