TRIBUNA
Nos han engañado, señor Procurador del Común
EL ACOSO autonómico a lo leonés no cesa. La identidad leonesa, la personalidad yen su más amplio conceptola historia de los leoneses, por omisión, deformación o simplicidad textual, están siendo objeto de un contemporáneo acorralamiento que radica y se corresponde con un pasaje autonómico llamado Castilla y León, cuando menos no deseado por los leoneses. No conformes desde el ente castellano y leonés con tener a los leoneses de hoy bajo la moderna losa castellana, ésa que instalada secularmente ha sido perfectamente bien definida por Juan Pedro Aparicio y ahora cae sobre nosotros con el peso autonomista político, nos tratan de aplastar la conciencia colectiva de ser leoneses. E inciden directamente desde el ente, precisamente allí donde más daño de futuro nos puede hacer: en los niños y jóvenes leoneses; justamente en los campos donde éstos nutren sus intelectos: en los textos escolares ESO. Y fue precisamente en los libros escolares donde la Consejería de Educación y Cultura autonómica se había comprometido a guardar un manifiesto respeto hacia lo propiamente leonés; hoy inmerso, pero no confundido aún, comunitariamente en la autonomía que nos engloba. Le pedíamos a la institución autonómica Procurador del Común en «Currículos autonómicos e identidad» -Tribuna publicada el día 14 de octubre pasado- que recordara, para no fallar en su obligación in vigilando, cuál era la respuesta en los libros de ESO a la promesa de la Consejería aludida (día 22 de octubre del año 2001) de cuidar la terminología autonómica al uso, a fin de no seguir dañando la identidad leonesa. Recogemos en párrafo subsiguiente los términos escuetos pero prometedores y firmes de aquélla. «La Consejería de Educación y Cultura... transmitirá a la comisión de expertos constituida para elaborar el currículo de la ESO y bachillerato que ponga especial énfasis en la terminología empleada, de manera que ésta esté en consonancia con lo recogido en el Acuerdo por la Identidad Leonesa y contribuya a que las diversas editoriales efectúen las correcciones oportunas en sus libros de texto». Hoy, como simple aproximación al tema, y sin perjuicio del estudio y detallada comprobación en los textos escolares del finalizado curso y en especial de los del próximo 2003/2004, para elaborar otra bien fundamentada queja, nos permitimos remitir al Procurador del Común al escrito, no muy extenso pero demoledor en sus puntualizaciones, de Álvaro Caballero y Luis Urdiales, donde cuentan a los lectores del bien reformado, pero fiel a sus esencias leonesas, Diario de León, cómo en un manual de la ESO despachan, por ejemplo, la historia del Reino de León en cuatro líneas. Una primera lectura de lo recogido en el manual citado nos lleva a pensar que, «generosamente», han cuidado la terminología, en supuesta atención a la comisión y a la consejería, pero la ramplona referencia a nuestra historia y el confusionismo que siembra sobre lo leonés por solapamiento de lo castellano siempre en plan predominante, nos ratifica que la losa castellana en forma de trama, como ahora se estila, permanece en asfixiante evolución, tendente a silenciar todo aquello que nos pueda definir y destacar. Con renglones torcidos, en cuanto a interpretación de los hechos, tal parece que ha sido escrita la historia de León. El leonesista Filemón de la Cuesta -dando a ése término la puridad que requiere- director que fue de este medio, en su libro Los Reyes de León , todo un intento por rebatir la castellanización que imprimía Fray Justo Pérez de Urbel al relato histórico que nos afectaba, dejó dicho: «Es necesario que escribamos nuestra historia con criterio leonesista, sin faltar a la verdad y a los hechos». Así, acontecimiento tan importante como las Cortes de Alfonso IX en 1188, con tintes democráticos por cuanto participaba el pueblo, que, amén de iniciar una etapa de derechos con la Carta Magna que suponían las «decretas» elaboradas, ganaba unas libertades hasta el momento desconocidas, hemos permitido que lo minimicen y hasta que se disfrace primero y se olvide en su justa medida después, en esta Comunidad que nos ciñe. Sobre tan grande acontecimiento, en el manual de la ESO citado, tal como señalan los periodistas Álvaro Caballero y Luis Urdiales, pasan de puntillas sobre el hecho y siendo el claustro de San Isidoro de León el lugar de la celebración, correr un tupido velo parece ser lo que merece el dato. En el libro en cuestión alguien ha fallado. O bien ha sido la comisión de expertos alejados de lo leonés, o bien la propia editorial, pero el daño tiene un destinatario: el pueblo leonés.