Últimos envites

CONSTITUIDO el Gobierno de la Junta de Castilla y León, y cerrado el proceso municipal al tomar posesión el último corregidor leonés, sólo restan dos nuevos envites: la elección/designación de los diputados provinciales y de los presidentes de la Diputación Provincial y del Consejo Comarcal de El Bierzo. Los socialistas ya remitieron a la superioridad los nombres de los candidatos. Pocos quedaron contentos. Si acaso, tan sólo los que se sentarán en el Palacio de los Guzmanes. El problema es siempre el mismo: hay más indios que caballos. La batalla socialista se centra ahora en la elección de presidente del Consejo Comarcal, a la que aspiran Jesús Esteban y Ricardo González Saavedra. Se prevé agria y muy dura. Como encarnizada está resultando la elección de los diputados populares bercianos. El listado que avala la dirección comarcal del PP berciano ya ha sido presentado en el juzgado. Lo sustentan 116 rúbricas de concejales. De no mediar algún número de magia política, será la candidatura ganadora. Una candidatura que encabeza Fátima López Placer y completan Ángel Calvo, Constantino Valle (que dejará su asiento a Rafael Blanco en el ecuador de la legislatura) y Agustín García Millán. La otra candidatura, propiciada desde la dirección provincial, la presentarán mañana a primera hora. Al menos, eso garantizan. Está por ver. Salvo que hayan arrancado duplicidad de avales, no alcanzarán el tercio necesario. Sería un fracaso en toda regla para la dirección provincial, con José María López de Benito a la cabeza, y de quienes se han quemado hasta las cejas, como Isabel Carrasco, Carlos López Riesco y Raúl Valcarce, por invertir y desguazar la estrategia de la Junta Comarcal. Una lista oficial que no tiene nada de renovadora: Raúl Valcarce, Jaime González, Andrés Domínguez y Mario Guerra, repescado éste tras arrojar la toalla Severino Alonso, de Ponferrada. Mañana se sabrá qué cuarteto subirá el Manzanal para ocupar sitial en el Palacio de los Guzmanes. El Manzanal no es puerto de extrema dureza, como el Tourmalet o el Galibier, que habrán de coronar los ciclistas en el Tour que comenzó ayer. El Tour de Francia cumple 100 años. Su organización ha sido distinguida con el premio Príncipe de Asturias de los Deportes. El estreno, a la sombra de la Torre Eiffel, con una crono de 6 kilómetros, fue magnífico. París lució en el mundo. Lance Armstrong aspira a igualar a Miguel Indurain. Es el gran favorito. Por cierto, Indurain volvió a dar una lección de cordura y humildad. No se rebotó porque la organización le haya clasificado como el octavo mejor ciclista de la historia. Se limitó a decir: «Es un honor estar entre los diez primeros». Siendo el más grande, no exige el «number one». El Tour del centenario ha quedado empañado por el vaho de Batasuna, incluida hoy hace un mes por la UE, en la lista de organizaciones terroristas. El acuerdo contemplaba que en la etapa entre Pau y Bayona, los comunicados oficiales fueran bilingües: en francés y en euskera. Ya ha sido revocado. Leblanc lo sabe todo de ciclismo y nada sobre la trama sorduna del terror.