Diario de León
Publicado por
MANUEL ALCÁNTARA
León

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HUBO un momento muy malo en el que temimos lo peor: quedarnos sin fútbol televisado. ¿Qué hubiera sido de nosotros los fines de semana sin poder asomarnos al estadio vertical de la pequeña pantalla? Mejor es no pensarlo. Al sábado, que por cierto muchas veces cae ahora en viernes, se llega algo cansado y de eso tienen la culpa los demás días de la semana. El lunes es odioso por naturaleza, como todo el mundo sabe. El martes tiene una injusta fama. (Un periodista le preguntó a Bernard Shaw si creía que casarse en martes podía traer mala suerte. «¿Y por qué va a ser el martes una excepción?», le contestó). Los miércoles son sinceramente laborables, como los jueves, que algunos osamos interrumpir con un recreo. El viernes, como decía, se ha convertido en una víspera y a los sábados los acompaña una leyenda de erotismo proletario, por aquello de sábado, sabadete. Los domingos son tristes, sobre todo cuando cae la tarde. Parece que se hace más daño en su caída que cualquier otro día. Habrá fútbol en televisión. La Liga Profesional tiene cuatro ofertas de cuatro cadenas. ¡Vivan las cadenas! Los cuatro igualan e incluso superan los 240 millones anuales del último contrato y alcanzan los 270. Estamos salvados. No habrá huelga. Estábamos con el balón en un puño, pero todo se ha solucionado. Por lo menos hasta los próximos tres años, que son muchos en la vida de un futbolista y, lo que es peor, también son muchos en la vida de un espectador normal y corriente y no digamos en la de un hincha congestivo y de cuello corto. Tenemos asegurados los fines de semana en la tribuna cubierta del sofá, frente al ventanal del televisor. Todo un rito: unos cuantos amigos verídicos, unas botellas solventes y ceniceros, muchos ceniceros. Ver fútbol en la tele es el único deporte que permite fumar, aunque en las nuevas cajetillas salgan esquelas advirtiendo que fumar puede ser causa de una muerte lenta y dolorosa. ¡Qué casualidades tiene la vida! Esa misma muerte es lo que le deseamos a los que han ideado esas frases macabras.

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