EN EL FILO
El PSOE cayó en la trampa
ESTÁ EXHIBIENDO el PSOE una extraña facilidad para tropezar reiteradamente en la misma piedra. La piedra es la mayoría absoluta del PP en el Congreso de los Diputados y en la frustrada comisión constituida en la Asamblea de Madrid para investigar la supuesta trama inmobiliaria que habría bloqueado el funcionamiento de la cámara legislativa madrileña, mediante la defección de dos parlamentarios socialistas. Al ponerse en marcha la comisión, el veto «popular» a una parte de la lista de comparecencias solicitadas por el PSOE e IU, y a los documentos de diversa índole, fiscal, empresarial y urbanística, requeridos por los dos grupos de izquierda, encoraginó a éstos al punto de que la diputación permanente tuviera que aprobar o rechazar el plan de trabajo fijado por el PP. Y la diputación, ya con el voto del tránsfuga varón, se mostró contraria a ese plan. Los «populares» lograron así que la comisión encallase en la voluntad coincidente de la izquierda y del tránsfuga. Javier Arenas no tuvo ayer que esforzarse para decir que el PSOE no quiere que se investigue. Pero eso responde difícilmente a la verdad, porque el grupo socialista deseaba investigar profundamente, lo que se hacía extremadamente complicado ante las restricciones que el PP imponía a la investigación. Bien es cierto que el número de comparecencias y la magnitud de la documentación solicitadas por los dos grupos de izquierda podían dar la impresión a los «populares» de que sus adversarios intentaban promover una especie de causa general contra ellos. «Lo que desea la inmensa mayoría de los madrileños -afirmó Arenas- es nuevas elecciones». El problema estaría volviendo así a sus orígenes, cuando Esperanza Aguirre preconizaba una convocatoria electoral. Pero sin comisión investigadora los electores irán en octubre a votar sin saber qué habría detrás de la traición de los dos parlamentarios. El PSOE presentó ayer una contraoferta de mínimos, renunciando a 14 de las 21 comparecencias vetadas. Pero ya parecía ser tarde porque el PP se sentía en situación de mostrarse magnánimo, no oponiéndose a la actitud conciliadora de Simancas, pero siempre que pudieran justificarse la sospechas de una relación de los comparecientes con los hechos investigables. Y Aznar, en rueda de prensa junto a Lula, se despachó a gusto contra la incoherencia del PSOE y el bochornoso espectáculo que estaba dando. Según el presidente del Gobierno, la solución son las urnas.