EN BLANCO
Pelotazos otra vez
ACABO de enterarme de que ya no podremos ser millonarios en poco tiempo. Se ha cerrado la espita del ascenso vertiginoso y lo ha hecho Bill Gates, el presidente de Microsoft, el hombre más rico del mundo. Se calcula que este buen hombre había hecho millonarios a un millar de sus empleados desde que empezó con Microsoft hasta ayer mismo. Pero si hoy vamos a pedirle trabajo, aunque sea adjuntándole la oferta de un programón de software del patín que acabemos de diseñar, ya no podremos ser millonarios con la misma facilidad que los mil anteriores que trabajaron para él. La diferencia de ayer a hoy se debe a que se han acabado las famosas opciones sobre acciones que hicieron crecer el dinero como la espuma en los finales del siglo pasado. A partir de ahora ya no habrá stock options en Microsoft como incentivo de pago por el trabajo que realizan los empleados, sino sólo acciones mondas y lirondas. ¿ Y en qué se distingue una acción de una opción sobre una acción? Las opciones son compromisos de comprar a un precio fijo, y vender a lo que caiga. Se le pagaba al empleado con una opción que valía 25 y si trabajaba como una mula y hacía crecer la riqueza de la empresa, al venderlas podía hacerlo a 25.000 y se quedaba con la diferencia. Así se han hecho las fortunas fulminantes que han llevado a quiebras igualmente fulminantes. Enseguida los empleados le cogieron afición a que subieran las acciones en la Bolsa, aunque ellos no necesariamente trabajaran más ni mejor. Y ya no se puede hacer eso: sÓlo te dan acciones que puedes vender al precio que tengan en cada momento para que los empleados no traicionen a la compañía y a los accionistas inflando los resultados y haciéndola crecer artificialmente en la Bolsa. Se acabó la cultura del pelotazo de final de milenio, que fue distinta a la de los años 89, aquella de que el que no es rico en España es porque no quiere, que dijo el ministro Solchaga. Lo que pasa es que la mayoría siempre nos enteramos de que eso ya no se podrá hacer cuando ya no se puede hacer, y no vemos de los pelotazos ni los rabos, y otros siempre lo hacen justo hasta cuando se puede