La monarquía

CON ESE título, El futuro de la Monarquía , un grupo británico de estudios se ha embarcado en la tarea de analizar el estado de la institución en Gran Bretaña y, a continuación, concretar qué medidas debería adoptar para garantizar su pervivencia. La finalidad de esas consideraciones es «modernizar» la Monarquía, con el fin de evitar lo que estiman «su cada vez mayor distanciamiento de la Gran Bretaña moderna». Entre los cambios de fondo propuestos, para ese objetivo de «modernizar», están que la Reina de Inglaterra debería poder jubilarse si quiere, y que el príncipe de Gales, el heredero, pueda casarse con quien desee, sin precisar previa aprobación del Monarca. Por ejemplo, y concretando más, que Carlos pudiera, a libre voluntad, contraer matrimonio con Camila Parker Bowles. Hay otras sugerencias, pero estas han sido las más destacadas, y en mi opinión son las más desafortunadas. Sobre todo la segunda. Me parece un considerable desafío conseguir que el futuro rey enlace matrimonialmente con persona adecuada y, por tanto, considero conveniente algún tipo de tutela y garantía. Y nadie mejor para llevar a cabo un cometido semejante que el monarca reinante. Las monarquías tienen planteado cuál debe ser su ubicación en los nuevos tiempos. Una tarea francamente delicada y comprometida. Porque un 'aggiornamento' nunca debería traspasar ciertos límites. Por decirlo pronto y claro, resultaría un grave riesgo «democratizar» tanto, «normalizar» tanto, la monarquía que al final nada la distinga. La monarquía es lo que es. Así debe ser aceptada. Si la cambian mucho, perderá sus raíces, históricas, tradicionales y de conveniencia, y aparecerá otra cosa distinta. Y ya no habría motivo para que siga existiendo.