Diario de León
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FEDERICO ABASCAL
León

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Al PSOE se le han desplomado sus perspectivas electorales, al menos circunstancialmente, por el batacazo de transfuguismo que ha sufrido en la Asamblea de Madrid, y Rodríguez Zapatero, la imagen más visible de ese infortunio, intenta sacar fuerzas de flaqueza, tonificando el ánimo decaído de la militancia socialista. Tras el mítin del pasado domingo en el pueblo madrileño de Parla, es posible que el ánimo militante se haya fortalecido, pero sin que en el PSOE se haya esfumado la flaqueza. Zapatero ha tratado de suavizar en lo posible su desdicha en Madrid atribuyéndola a una estrategia «popular» orientada a impedir que el PSOE gane las elecciones del 2004. Y en la calorina del deportivo de Parla, tocó a rebato al afirmar que en la repetición presumible de las elecciones madrileñas, a los socialistas les corresponde la responsabilidad de defender la democracia. Y anunció lo que podrían ser las disyuntivas del electorado: política social o conservadora, democracia sana a democracia contaminada por la especulación, y vivienda accesible o sólo para ricos. Y dirigiéndose a Simancas, de cuya lista electoral ha salido la pareja de tránsfugas, dijo: «No nos van a robar Madrid. Rafa, vas a ser presidente». El voluntarismo es muy humano, y el de Zapatero, además, es político y estaría estimulado por los desafíos electorales que el PSOE va a afrontar en otoño. Si perdiera la Comunidad de Madrid, como prevén de momentos las encuestas, habría de vencer claramente en Cataluña, donde el proyecto de reforma estatutaria que anuncia Maragall está siendo frontalmente atacado por el PP, como si fuera a tener efectos disgregadores. A esos ataques responde Zapatero afirmando que el PP prefiere el triunfo de CiU, cuyo proyecto autonómico se parecería al de Ibarretxe. Y añade que Aznar utilizaría la Constitución para «crispar, confrontar y dividir territorios y partidos». Pero tampoco debe olvidarse que el PNV demuestra en su esquema soberanista por la Constitución un desdén cuanto menos inquietante. En algo del discurso de Zapatero estará de acuerdo mucha gente: el PSOE vive ahora «un momento complejo». De la complejidad de ese momento puede llegar a dar fe la comisión parlamentaria que investigará en Madrid la supuesta trama político/urbanística/inmobiliaria que habría dirigido la defección de los dos diputados socialistas. Los trabajos de esa comisión se iniciarán pasado mañana con la comparecencia de los dos tránsfugas.

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