Diario de León

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ESTO DEL lío de Madrid se va enredando, a lo que no poco contribuye la comisión teóricamente encargada de aclararlo. Ayer comenzó el rodaje de la famosa comisión de investigación, que debe averiguar los móviles de Eduardo Tamayo y María Teresa Sáez para traicionar a su grupo, el socialista, impidiendo que Rafael Simancas alcanzase los votos suficientes para hacerse con la presidencia de la Comunidad madrileña. Y, de paso, quizá poniendo una bomba de relojería sobre las expectativas de Zapatero de convertirse en el próximo inquilino de La Moncloa. Claro que nadie creía que las presuntas corrupciones inmobiliarias que todos los grupos -todos- parecen albergar en su seno fuesen a salir a la luz, ni que los turbios motivos del señor Tamayo quedasen, tras su paso por la comisión, aclarados de manera prístina. Pero el resultado, al menos en el primer día de sesión de la famosa comisión, ha sido aún peor de lo previsto. Difícilmente podría decirse que el tránsfuga Eduardo Tamayo haya decepcionado en su tan anunciada por él mismo comparecencia ante la comisión de investigación de la 'trama de Madrid': ya estábamos preparados ante la impermeabilidad del correoso personaje. Para leer las resoluciones judiciales y las informaciones de ciertos medios de prensa, seleccionados y acotados por él mismo, podría haberse ahorrado el viaje hasta la Asamblea de Madrid, media hora larga y once euros desde el centro de la ciudad en taxi. Claro que ni el portavoz de IU, Reneses, ni el socialista, Noya, propietarios de una notable zafiedad parlamentaria, fueron capaces de inquietar al fuguista, que hizo alarde de unos nervios a prueba de bomba y de un inconmensurable cinismo. En lo suyo, Tamayo es un 'crack' y actúa sin desmayo: sabe bien lo que quiere, aunque probablemente nadie más en la comisión lo sepa. El PP, a través de su portavoz Beteta, actúa como si la cosa no fuese con ellos, aunque todos van a salir salpicados. Unos, los socialistas, más; otros, los populares, probablemente menos. Pero todos salpicados. Lo que pasa es que Tamayo, que tanta documentación prometía, no parece dar mas de sí; no hay mas conejos en su chistera ni mas revelaciones que algunos recortes periodísticos interesados en su morral. Lo malo es que los socialistas tampoco parecen tener artillería, ni siquiera sacada de las páginas de los periódicos, para contraargumentar los no argumentos de 'su' traidor.

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