BURRO AMENAZADO
Condón maragato
EL INSTITUTO de Sanidad de Los Ángeles ha publicado los resultados del análisis de seguridad de los condones para evitar embarazos y enfermedades de transmisión sexual. Evidentemente, lo que más revienta al varón follador y su verga, es que la goma falle. Ese informe lo pagaron las empresas, preocupadas ante reclamaciones de tíos despechados, algunos ya difuntos por SIDA, al escaparse espermatozoides del popular calcetín de viaje. Los sabios han probado estos materiales: látex, goma, plástico y piel de oveja, esta última, naturalmente, sin lana. Con criterio, la afamada entidad californiana no ha utilizado machos ni travestidos humanos para los experimentos, contentándose con inventar un pícaro artilugio: la condonera. Sus salientes de resina, remedadores de nabos, enfundados por los profilácticos sometidos a chequeo, recibieron empujes simulados y fricciones como si las coyundas imitasen las variadas embestidas y posturas de parejas, tríos y orgías humanas. Un lote de filmaciones eróticas alquiladas para la investigación suministraron datos al ordenador de la condonmáquina sobre duración, presión, roce, espasmos y otros detalles físicos que diferencian un polvo conyugal aburrido, de misionero, de la bullaranga, areneo retozón y el traje de saliva de las parejas mulatas en playas del Caribe, sin olvidar las hazañas y potencias rabudas de Macho Man, Dirty Dog y Mister Abundancia, paradigma de colilargos activos en el mundo del cine porno. Relato cuatro cosas del trabajo, consultable en Internet. La eyaculación oscila entre uno y tres centímetros cúbicos de lefa, bien lejos del riego por aspersión imputado al cipote de Archidona por Camilo Cela. El material más seguro, de largo, es el látex. En cuanto a precursores históricos, además del pañuelo de lino usado por los griegos, se cita al condón maragato, funda artesana de hilo de lana trabajada a ganchillo apretado. El prestigioso Instituto califica esta obra de arte leonesa de fallona y hermosa.