AQUÍ Y AHORA
Choque de trenes
PASO A PASO, se afianza y consolida la senda de la ruptura entre el Estado español y sus máximas representaciones, de una parte, y el Gobierno nacionalista de la autonomía vasca. El soberanismo que practica el PNV, y que se comprueba en un estado permanente de pulso con las instituciones del Estado, -en la discusión del Concierto y el Cupo, a la hora de determinar qué cantidad es la que aporta Euskadi a las arcas del estado, en la discusión e introducción de una ley de partidos que ilegaliza a Batasuna, en la disolución del grupo de Socialista Aberzaloak, y sobre todo, en el proyecto de reforma de Estatuto que «vende» Ibarretxe-, aleja cualquier posibilidad de entendimiento. En los últimos días se ha visto el constante reproche que desde el Gobierno de la Nación se dirige a los gobernantes de Euskadi, a quienes se responsabiliza, directa e inequívocamente, de permitir y hasta alentar el terrorismo etarra. Así las cosas, se ha producido una nueva demostración de ese pulso permanente en la decisión de la llamada Sala de Discordia del Tribunal Superior de Justicia del País Vasco de admitir a trámite las querellas contra el presidente del Parlamento vasco, Juan María Atutxa y dos miembros de la Mesa, por su negativa a cumplir la orden del Tribunal Supremo de disolver el antiguo grupo parlamentario de Batasuna. Atutxa ha venido combatiendo con distintas argucias esa orden del Supremo por entender que la Cámara parlamentaria vasca es autónoma y no puede admitir la intromisión de otro poder del Estado. Y una de tales argucias consistió en disponer de una Sala de Discordia a medida y a satisfacción del PNV gobernante en Euskadi, que finalmente, fue anulada y sustituida «desde Madrid», en una actuación que nuevamente ha merecido el rechazo del nacionalismo vasco, también presente y ejerciente o 'presionante', en el Tribunal Superior de Justicia del País Vasco... De manera que, paso a paso, se avanza hacia un choque de trens que parece ya inevitable.