Ex partidodemocrático

EL MINISTRO de Justicia, en una entrevista publicada en Época , dice algo sobre lo que habría que reflexionar: refiriéndose al llamado Plan Ibarretxe de secesión del País Vasco del resto de España, dice: «La democracia (combatió) al terrorismo con cinco leyes para asfixiar a ETA, y el PNV se ha opuesto a esas iniciativas. Este fracaso del PNV frente al Estado de Derecho se reproducirá con el plan de Ibarretxe. (...) ¿Qué va a hacer? ¿Poner una caja de zapatos delante de cada colegio para hacer una consulta ilegal? ¿De qué sirve? ¡De nada!». José María Michavila se estaba refiriendo, a que la ley es el camino más corto para acabar con el terrorismo (tesis, por cierto, que recoge de la experiencia de la primera legislatura con Gobierno del PP, cuando Mayor Oreja, ministro del Interior, transmitió a la ciudadanía la idea clara de que la ley, aplicada valerosa y tranquilamente, es imbatible contra los terroristas). Pero así, como quien dice al paso, pone sobre la mesa de forma colorista el fondo de enfrentamiento con la legitimidad democrática que late bajo el plan separatista del nacionalismo vasco. El PNV tiene que cambiar mucho para recuperar la vitola de partido democrático. Su comportamiento desmiente clamorosamente sus autoproclamaciones. Será porque está atrapado por ETA en el pacto de Estella, será porque la tradición es seguir ovinamente al presidente del EBB y el actual ha enloquecido, será por la putrefacción moral que ya no permite a muchos notorios militantes de ese partido distinguir lo que está bien de lo que está mal, el caso es que si el Partido Nacionalista Vasco tuviese una deuda con ETA, o incluso si estuviera de acuerdo con ETA en la estrategia de deshacer la unidad política española, no se comportaría de forma diferente a como lo hace.