Doble vía

LA CELERIDAD con la que se está construyendo la autovía entre León y Benavente es no sólo encomiable sino cabreante. O sea. Está claro que se trata de una obra que conlleva pocos quebraderos de cabeza desde el punto de vista técnico y que todo era cuestión de voluntad política. Encantados pues de que las máquinas vayan a todo tren por las tierras del sur irredento pero cabreados con todas y cada una de las administraciones que pasaron tantas veces por alto una obra tan «pequeña», pero tan determinante para el futuro de nuestra provincia. A Cascos y su corte le toca ahora disfrutar de las mieles de este proyecto «ancestral» pero León no olvida las oportunidades que nos han hecho perder quienes nos ponían en la última línea del capítulo de prioridades.